Durante siglos la epilepsia ha sido una enfermedad estigmatizada, en gran medida por desinformación y temores comunes que han surgido a su alrededor. Esto ha generado en muchas ocasiones falta de aceptación hacia quienes la padecen.
Por este motivo, este 26 de marzo se conmemora el día mundial de la patología, el cual tiene como objetivo abrir espacios para concientizar y sensibilizar a la sociedad sobre las necesidades de los pacientes.
En Colombia, cerca de 500.000 personas sufren epilepsia, es decir, alrededor del 1.3% de la población. Sin embargo, cerca del 60% de los pacientes en el territorio no cuenta con un diagnóstico adecuado o no está siendo tratado correctamente.
A nivel país, la estigmatización de la enfermedad ha potenciado el temor de los pacientes a ser rechazados, y a no poder acceder a licencias de conducir, trabajos, seguros de vida, entre otros. Esto ha hecho que pacientes se sientan condicionados sobre el reconocimiento e identificación de la patología y no inicien o continúen con su tratamiento.
En este sentido, si bien el afrontamiento individual, el apoyo familiar y psicológico son indispensables, el tratamiento y su adherencia, juegan un rol fundamental en el control de la enfermedad y mejora del bienestar de quien padece epilepsia. Como resultado, el desarrollo de terapias innovadoras hace posible que hoy miles de pacientes pueden vivir libremente y realizar las mismas actividades que las personas que no padecen de esta condición, llevando una vida exitosa y productiva.
Esto cobra importancia si se tiene en cuenta que, según expertos, 2 de cada 10 colombianos con epilepsia viven una vida normal. Una cifra considerada como baja. Por este motivo, es importante que pacientes visiten al médico y se sometan a supervisión clínica, con el fin de que se les suministre los medicamentos adecuados y en la dosis correcta.
Adicionalmente, otro dato importante es que después de 2 a 5 años de tratamiento eficaz y una vez desaparecidas las convulsiones, el médico puede recomendar retirar los medicamentos en un 70% de los niños y un 60% de los adultos, sin riesgo de recaída.
La epilepsia es una de las enfermedades conocidas más antiguas, de hecho, hoy en día, se calcula que existen cerca de 50 millones de personas que la padecen y cerca del 80% de esta población viven en países de ingresos medios o bajos.
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es una afección cerebral crónica, que se caracteriza por ocasionar convulsiones recurrentes en las personas que la padecen. Estos episodios o crisis son breves y pueden afectar a una parte o la totalidad del cerebro y ocurren cuando las neuronas dejan de trabajar de forma sincronizada.
Si bien los medicamentos ayudan en el control de las crisis, es importante revisar el impacto que éstos tienen en la calidad de vida de los pacientes. Los médicos escogen el tratamiento de forma individualizada según el tipo de crisis, las enfermedades que el paciente tiene y también de que otros medicamentos está tomando; por otra parte, tienen en cuenta el estilo de vida del niño, joven o adulto y las preferencias del individuo, familiares y cuidadores, según corresponda.
Sin embargo, es importante resaltar que no todos los antiepilépticos actúan sobre todos los tipos de epilepsia y por esto en ocasiones el médico elige medicamentos que pueden alterar un poco más la calidad de vida pero que van a ofrecer al paciente un mejor control de sus crisis.
A pesar de esto, estudios demuestran que un tratamiento adecuado, logra que aproximadamente un 70% de los pacientes vivan una vida normal. Un claro ejemplo de ello, es que en la actualidad las mujeres que sufran la enfermedad y que deseen conformar una familia y quedar embarazadas, lo pueden hacer.
De igual manera, en la vida de los niños que sufren de epilepsia, en algunos casos se pueden usar tratamientos que permiten un óptimo desarrollo neuronal, haciendo que el deterioro neurocognitivo del niño sea menor. Por otro lado, la disminución de eventos adversos como el sueño, hace que niños y adultos pueden realizar actividades cotidianas como viajar, hacer ejercicio, estudiar o trabajar de manera normal. Por su parte, los pacientes de epilepsia mayores de 60 años son más propensos a sufrir de otras enfermedades producto de la edad, tales como hipertensión, diabetes, entre otros. Por ello, en varias ocasiones requieren de medicamentos específicos para el control de dichas patologías, lo cual hace fundamental contar con un tratamiento antiepiléptico que sea compatible con el resto de terapias que recibe el paciente.