A propósito de las alarmas que ha encendido tanto el Ministerio de Salud y Protección Social, como el Instituto Nacional de Salud, por el aumento de los casos de dengue y otras enfermedades transmitidas por vectores, de alguna manera impulsado por el Fenómeno del Niño, Opinión&Salud, extracta algunos apartes del valioso documento publicado por el INS en su página web, “El legado del Zika en Colombia”, que recoge la experiencia vivida desde el Instituto y los diferentes actores del sistema durante la epidemia que azotó al país entre el 2015 y el 2016.
Lo primero por decir es que el virus del zika entró con fuerza en el país a partir de septiembre del 2015 y se mantuvo hasta julio de 2016. En el comienzo de la fase epidémica de este virus, cada semana en promedio eran notificados entre 20 a 750 casos semanalmente.
Solo en diciembre de 2015, el mundo conoció de una posible asociación entre el recién llegado virus y el aumento de defectos congénitos, principalmente microcefalia.
“Ante esta situación, Colombia activó la vigilancia intensificada y distintas medidas de prevención con el seguimiento estricto de todas las mujeres en gestación que tuvieran cualquier síndrome compatible con infección por el virus del Zika. Se necesitaba garantizar un adecuado diagnóstico, además de soporte social y oportuna atención a las afectadas”, señala el documento.
En total durante la epidemia resultaron impactadas con el virus un total de 101.825 personas, de las cuales, eran mujeres gestantes.
Gracias al seguimiento, que adelantaron autoridades de salud, en cabeza el Instituto Nacional de Salud, se hizo seguimiento a los críos de estas gestantes para medir la probabilidad promedio de ocurrencia de defectos congénitos, definir un espectro de los daños que el virus causaba y establecer por primera vez en el mundo la presencia del virus del Zika en tejido ocular, lo que permitió definir las directrices para realizar un seguimiento visual de los niños infectados durante la gestación en la ruta de atención.
Hoy, según relata el documento, Colombia tiene la certeza de que el Zika les provocó defectos congénitos del sistema nervioso a de 318 niños que nacieron de madres gestantes que padecieron el zika.
Desde entonces, investigadores del INS en asocio con investigadores de la Sociedad Colombiana de Oftalmología, la Sociedad Colombiana de Neurología y del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) trabajan reconstruyendo la historia natural de la enfermedad, realizando seguimiento a las secuelas del Zika.
Los estudios de seguimiento a estos menores, evidencian discapacidades de tipo cognitivo, motor, de lenguaje, visual, entre otras. Con afectación seria de su neurodesarrollo. Los esfuerzos de vigilancia intensificada, además de Neiva y Barranquilla se han ampliado a las ciudades de Cúcuta y Cali, en las cuales se notificaron el mayor número de casos en gestantes infectadas con
el virus.
El documento revela que las madres afectadas, tienen edades entre los 25 y 34 años, fueron infectadas durante el primer trimestre del embarazo. Algunas de ellas diagnosticadas tardíamente con microcefalia, razón por la cual no accedieron a la opción de terminación de su embarazo; otras por razones distintas se negaron a abortar.
Hoy las madres de niños con microcefalia lanzan un llamado a la solidaridad para que sus voces no se olviden, pero en especial para recordar los efectos devastadores de esta epidemia que ha dejado serias secuelas en una generación de niños colombianos y la importancia de la prevención para evitar la propagación del mosquito transmisor.
Aquí puede leer el documento completo: https://www.ins.gov.co/Noticias/Documents/Legado%20de%20Zika%20en%20Colombia.pdf