Por estos días de Semana Santa las infecciones gastrointestinales, la diarrea, el vómito y el dolor abdominal son las principales causas de consultas en los servicios de urgencias de la ciudad.
María Isabel Manrique, médica de Urgencias de la Clínica CES de Medellín explicó que esto obedece en parte a las personas que salen de paseo y toman agua no potable, pero especialmente a quienes comen pescados y mariscos en mal estado.
A su turno Faiber Jaramillo Yepes, ingeniero de alimentos indicó que Colombia es un país que no consume mucho pescado, pero durante la Semana Santa se incrementa ese hábito. Es por ello que algunas personas aprovechan para comercializar ese alimento sin tener mucho conocimiento en las buenas prácticas de inocuidad y manejo de la cadena de frío, la cual garantiza que el pescado siempre tenga las características óptimas de consumo.
El también docente de la Facultad de Ciencias de la Nutrición y los Alimentos de la Universidad CES reiteró que son varias las características que se deben tener en cuenta para la elección de un pescado apto para la ingestión. Ante todo, verificar que el establecimiento mantiene una cadena de frío, bien sea una cama de hielo o que esté congelado; conocer su procedencia, quién lo está despachando y vendiendo. Es preferible adquirirlo en un lugar reconocido; por ejemplo, una cadena de supermercados.
Este animal debe tener unos ojos brillantes, saltones y con una pupila negra, pues si está con algo parecido a las cataratas o de color gris significa que está en proceso de descomposición o que no se le ha mantenido la cadena de frío.
Asimismo, hay que mirar que tenga las agallas rojas o rosadas, pero no de color café o pardo porque esto también muestra un mal estado. Las aletas deben estar firmes, no caídas. Cuando se tocan las escamas, éstas deben estar bien adheridas, al igual que la carne a las espinas. Al palpar la piel, ésta no se debe quedar retraída, sino recuperar la forma original cuando se suelte.
Adicionalmente, el color del este animal debe ser brillante y la cavidad abdominal tiene que estar limpia, no presentar vísceras que indiquen que puede estar en una pudrición mediana o severa, añadió el experto.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el olor del pescado, el cual debe ser característico de la fuente; por ejemplo, si es de mar que huela a sal o a mar y si es de agua dulce, lo ideal es que tenga un aroma neutro. Si tiene una fragancia amoniacal, es porque está en proceso de putrefacción.
Hay gente que cree que los pescados nacionales vienen contaminados, mientras que los importados no, lo cual no es cierto siempre. Hay lugares como algunos países de Asia donde los topes de contaminación de las aguas están por encima de los niveles que permitidos en Colombia.
En consecuencia, “hay mucho pescado que viene de oriente y de regiones que, sabemos por cultura general, que no son muy buenas fuentes y a veces desechamos nuestro pescado nacional pensando que no es bueno, cuando en realidad podría tener unos niveles de contaminantes dentro de lo normal, presentar una inocuidad”, recalcó el profesor universitario.
El ingeniero aclaró que la intoxicación por consumo de pescados y mariscos en mal estado no conduce a la muerte, pero sí produce ronchas en algunas partes del cuerpo, dolor abdominal, náuseas, diarrea y de pronto los niños y adultos mayores podrían requerir una hospitalización.
Finalmente, la doctora Manrique recomienda que estos alimentos se consuman en el menor tiempo posible, que cuando haya cualquier signo de intoxicación se acuda al servicio de urgencias. Y para quienes salgan de paseo, que tomen siempre el agua potable.