Medellín.- Se ha notado mayor preocupación por el maltrato animal, que por el maltrato a niños y adolescentes, lo cual debería ser al contrario, dijo la siquiatra Isabel Cuadros en desarrollo del conversatorio ‘Prevención del Maltrato y Abuso Sexual Infantil’, efectuado recientemente en el auditorio del Hospital Infantil de San Vicente Fundación.
En 2018 hubo alrededor de 22.000 casos de maltrato a menores de edad, de los cuales el 85 por ciento fue hacia niños y niñas, las cuales registraron mayor número de casos. Además, hubo 43 homicidios, como consecuencias del maltrato.
“Infortunadamente el activismo de los animales ha sido muy fuerte y estamos a favor, pero también nos gustaría que ese activismo pensara también en la violencia doméstica y el maltrato a los niños y las niñas, que es muchísimo más grave”, añadió la experta.
Asimismo, en su exposición la también directora ejecutiva y fundadora de la Asociación Afecto Contra el Maltrato Infantil apuntó que hay una relación directa entre el maltrato animal, el maltrato a la mujer y a los niños; sin embargo, debería comenzarse por proteger a los menores y luego centrar la atención en los demás.
Por otra parte, la siquiatra manifestó que el castigo físico está obsoleto, pues no es benéfico para el chiquillo ya que aumentan las posibilidades de suicidio, depresión y consumo de sustancias sicoactivas a futuro.
El reprender a un pequeño físicamente y pasar la frontera del maltrato se nota cuando al menor le queda una lesión (morado, herida) y cuando se le da golpes en el abdomen o en la cabeza, pues se puede causar algún daño a esa parte del cuerpo.
Aunque el maltrato hacia los niños cada vez es más visible, falta mucho por hacer teniendo en cuenta que son varios los casos que quedan en el anonimato debido a que no son denunciados por temor, entre otras causas. La idea es que este mal se erradique de la sociedad.
“Creo que necesitamos equipos mucho más entrenados; hay que hacer educación para la crianza, que no es de cualquier manera que se crían a los niños. También necesitamos un trato mucho más respetuoso, trabajar en la solución de conflicto de forma pacífica; hay que articular las instituciones y tenemos que trabajar con mucha más tecnología de la que tenemos, porque probar un caso de violencia sexual requiere tecnología”, aseveró la directiva.
Lo anterior debe ir de la mano de la voluntad política de asignar más recursos para los entes de salud, protección y justicia que se relacionan con el asunto.
Entre tanto, el maltrato a menores se divide en varias categorías como son abuso físico, sicológico, sexual y negligencia. También hay otras categorías especiales en las que se encuentran el síndrome del bebé zarandeado, el abuso prenatal y el síndrome de Munchhaüsen by Proxi (el cuidador deliberadamente le causa daño al niño).
Cabe anotar que el abuso físico es más frecuente en familias de clases menos favorecidas, mientras que en el emocional, el sexual y el síndrome del bebé zarandeado no influye la clase social. Esto significa que el nivel de escolaridad y la situación económica no son factores determinantes frente a ese flagelo.
Consecuencias sicofísicas
El pediatra y doctor en salud pública, Miguel Barrios Acosta explicó en su charla que la violencia no es sólo directa, sino también está la victimización indirecta. Dentro de la última hay varias que han sido más estudiadas como la violencia de pareja, convivir con cuidadores que tienen enfermedades mentales (por ejemplo, depresión) que consumen drogas; madre sola, vinculación de la familia a actividades delincuenciales, entornos de pobreza extrema, entre otras. Todo esto genera la multitrauma
Física y emocionalmente puede haber graves consecuencias para un niño que ha sido maltratado.
En su organismo se podría afectar el cerebro, específicamente los lóbulos frontales, lo que perjudica las funciones ejecutivas; el hipocampo (núcleo central de la memoria), el cuerpo calloso (conecta a ambos hemisferios), el cerebelo (encargado de la coordinación muscular y otros movimientos no voluntarios), entre otras partes de ese órgano vital.
Por otra parte en su personalidad se reflejaría inseguridad, ansiedad generalizada, depresión, dificultades para relacionarse con otras personas. A veces hay gente que tiene relaciones con parejas violentas.
Igualmente, el afectado presenta dificultades para confiar en otros seres humanos o trastorno afectivo bipolar, entre otras posibilidades, aclaró la sicóloga Lucrecia Caro.
Se ha creído que un maltratador fue maltratado en su niñez, pero esto no siempre es así, aunque sí hay una alta probabilidad de que le haya ocurrido abandono, negligencia, abuso sexual o maltrato.
En cuanto a la víctima de abuso sexual a veces puede llegar a tener una vida normal con su pareja, pero en otros casos no, esto depende de las circunstancias y, del agresor, pues no todos los victimarios son iguales.
La siquiatra añadió que la negligencia, la privación sicoafectiva y la falta de estimulación son graves antes de los 3 años de edad, porque es cuando se da el desarrollo de muchas partes del cuerpo humano. Es más probable que la víctima se recupere cuando es intervenida a los 3 años o antes, que después.
La intervención debe ser uno a uno, que haya un cuidador amoroso y dependiendo del daño deben participar en las terapias algunos especialistas.
La médica también sugiere que se le dé al niño crianza positiva o crianza humanizada, esto tiene que ver con reforzar los comportamientos que haga bien y a medida que el hijo se vaya desarrollando, que vaya reflexionando del porqué de las normas. “La norma no debe ser desde afuera, sino desde adentro, la normad debe ser interiorizada y para que sea interiorizada, la mejor educación es el ejemplo por un lado y por otro la crianza reflexiva que nos diga qué es lo que hay qué hacer, y por qué hay que respetar las normas. Los golpes lo que producen es dolor y daño, pero no enseñan lo que deben enseñar”.
A su turno la sicóloga terapeuta de familia iteró que el tratamiento para un menor de edad que ha sufrido maltrato puede variar según cada caso y a veces no es suficiente con un sicólogo, sino que en ocasiones sí es necesario medicar al paciente, toca recurrir al siquiatra.
De igual modo, aunque no es garantía de que el niño maltratado vaya a tener una adultez feliz o tranquila emocionalmente, sí hay una alta posibilidad de que supere la situación vivida.
El tratamiento debe comenzar una vez se descubra el caso, entre más temprano, mejor será el resultado.
Asimismo, anotó la sicóloga que hay casos en que el menor requiere varias veces en su vida acudir al tratamiento, pero no quiere decir esto que la terapia inicial no sirvió, sino que está en momentos diferentes en su etapa de desarrollo. Por ejemplo, “un niño que es victimizado a los 5 años, tiene unos síntomas y unas preocupaciones que es diferente a la chica de 15 que empieza a tener novio.
En la actividad académica se extendió la invitación al XXVI Congreso Colombiano de Prevención y Atención del Maltrato Infantil, que tendrá lugar en la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá, del 15 al 17 de julio.