Por estos días en el sector salud se habla intensamente de la Ley de Punto Final y de los otros mecanismos que implementa el actual gobierno para sacar de la crisis al sistema de salud; mientras tanto en el Departamento del Atlántico se discute sobre la liquidación o la salvación del centro hospitalario de mayor complejidad que existe en el Región Caribe, como es el Hospital Universitario Cari.
En el pasado el hospital Universitario Cari de alta complejidad de Barranquilla, fue epicentro de intervenciones quirúrgicas complejas, que demandaban alta tecnología y personal especializado; fue líder en cirugía cardiovascular, de procedimientos de hemodinamia, neuro dinamia, cirugías oncológicas y de oncología clínica, entre otros; contando que el centro hospitalario fue el escenario de formación de médicos generales, especialistas y subespecialistas.
Dada la importancia que tiene el hospital en la prestación de servicios de salud de alta complejidad y en la formación del recurso humano en salud, no es fácil entender a aquellas voces que pregonan la liquidación del hospital, máxime cuando desde el Gobierno Nacional se establecen medidas para enfrentar la crisis del sector y dichas políticas pasan por mejorar la capacidad resolutiva de la red pública de hospitales, nada más inoportuno plantear la liquidación del Hospital Universitario Cari.
El propio presidente de la República Iván Duque y el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, recorren el país implementando la Ley de Punto Final, que permitirá sanear partes de las deudas del procesos de liquidación de la EPS Caprecom y lo que es más importante pagar 6 billones de pesos de deudas por servicios no contenido en el Plan de Beneficios en Salud, lo que comúnmente se llama No POS, y que tiene a las EPS y los prestadores sumidos en la crisis financiera; con estas medidas se abona el terreno para que el futuro de los hospitales públicos y la red de prestadores de servicios en general, augure mejores resultados.
Con dos herramientas que actualmente implementa el Gobierno nacional, el saneamiento de deudas y el nuevo esquema de financiación de los servicios No POS a cargo de la ADRES, sin lugar a dudas que se genera un escenario propicio para mejorar la dinámica administrativa y financiera de los hospitales públicos.
La tarea no es fácil, los hospitales de alta complejidad en la Costa Atlántica están sumidos en la crisis, el San Jerónimo de Montería enfrenta un proceso de intervención de la Supersalud; lo mismo ocurre con el Hospital Regional de Sincelejo; en Cartagena la situación el Hospital Universitario del Caribe no es más alentadora; refiriéndonos al Universitario Cari de Barranquilla los desaciertos de los últimas administraciones del hospital y de la Secretaria de Salud Departamental, lo tienen sumido en una profunda crisis.
Ahora que están en boga los temas de la regionalización, lo cierto es que la integración regional se logra con hechos, y en este sentido Barranquilla debe preservar en favor de todos los habitantes del Caribe, el mayor centro hospitalario de la región, donde sean referidos los casos de mayor complejidad clínica, donde se formen los médicos que el sistema requiere y donde las evidencias clínicas se documenten para hacer aportes al conocimiento científico clínico.
La salvación del hospital, debe ser el primer paso para la consolidación definitiva como el mayor centro hospitalario de la Región Caribe, al servicio de los costeños; buen ejemplo tenemos en Bogotá con el Hospital Simón Bolívar, el centro hospitalario público de referencia para todo en país en asuntos de atención de quemados; o el Hospital Meissen, donde en Bogotá se atiende a la población de los llanos orientales y que decir del hospital Departamental de Villavicencio, que es llamado el hospital de la media Colombia, precisamente porque ahí atienden a los habitantes de medio país, Meta, Vichada, Guaviare, Guainía, Vaupés y Casanare.