Aunque el cáncer hepaticeluar (CHC) o hepatocarcinoma es una causa muy común de muerte por cáncer en el mundo y a pesar de las pocas posibilidades de supervivencia por detectarse tardíamente, existe un tratamiento que evita la pronta sentencia de muerte por este mal.
Esta enfermedad se origina en las células de ese órgano vital y representan del 85 al 90 por ciento de los tumores malignos en esta parte del cuerpo.
De acuerdo con cifras del Global Cancer Observatory, el año pasado se diagnosticaron 841.080 casos nuevos de la patología y se estima que en ese mismo período fue la responsable de cerca de 782.000 defunciones.
En 2018 en Colombia se le atribuyeron 2.279 muertes a tumores malignos del hígado. Aquí la tasa de incidencia anual de cáncer de hígado en el género masculino es de 4,6 y en personas del género femenino es de 3,3 por cada 100.000. Se calcula entonces que anualmente se diagnostican entre 1.195 y 1.084 nuevos casos de CHC en hombres y mujeres, según el Instituto Nacional de Cancerología.
En el territorio nacional el CHC representa el quinto cáncer más frecuente en ellos y el noveno más común en ellas.
Casi siempre las personas con hepatocarcinoma son asintomáticas durante gran parte de su enfermedad. Entre las señales que aparecen son dolor, malestar, pérdida de peso, anorexia, malestar abdominal, y coloración amarillenta en piel y mucosas, lo que no se relacionaría fácilmente con el CHC, dijo Héctor Posso, asesor médico en oncología de Bayer Colombia.
“Menos del 5 ciento de los diagnosticados con la patología sobrevive después de 5 años y “en promedio su supervivencia en el tipo no resecable (paciente sometido a quimioterapia y radioterapia) es menor a 12 meses de vida”, aseveró el especialista.
En la mayoría de los casos de carcinoma hepatocelular se vive pocos años, ya que este cáncer se detecta generalmente en una etapa avanzada. “La realización de estudios de diagnóstico precoz mejora el pronóstico. De hecho, si el cáncer es detectado a tiempo, no se ha diseminado y se puede realizar un trasplante hepático, en algunos casos se puede vivir varios años”, aseguró el asesor médico.
Entre los riesgos para adquirir la enfermedad están la infección por hepatitis B o C, el consumo excesivo de alcohol. Algunas personas con cirrosis de larga evolución pueden empeorar de un momento a otro y enfermar de CHC.
Otros factores de riesgo en la enfermedad son obesidad, diabetes, hemocromatosis hereditaria, hepatitis autoinmune y algunas porfirias.
Oportunidad que prolonga vidas
La incidencia y mortalidad de CHC se han incrementado en los últimos años en el mundo y se cree que seguirá por esa línea, debido al crecimiento de la población, la epidemia de obesidad y el aumento de cirrosis y sus complicaciones.
Los tratamientos que se aplican actualmente para el hepatocarcinoma son limitados, incluso para quienes tienen CHC localizado.
Asimismo, más del 70 por ciento de los afectados con hepaticeluar no son elegibles para esos procedimientos, pues muchos de ellos ya tienen la enfermedad en fase intermedia o avanzada en el momento del diagnóstico.
En 2004 la carga económica de la enfermedad en mención era de 261 millones de dólares, los costos anuales directos de 1.319 millones y los costos indirectos calculados fueron de 1.580 millones de dólares.
El impacto económico puede ser mayor hoy en día si se tiene en cuenta la existencia de líneas de tratamiento y que los pacientes no resecable (post-progresión) requieren mayor cantidad de hospitalizaciones, seguimiento y exámenes.
“El pronóstico es sombrío. Sin embargo, no todo está perdido, ya que hay tratamientos que ofrecen una mediana supervivencia de 26 meses para los pacientes con esta patología. Se trata de una segunda oportunidad para pacientes y cuidadores que puede prolongar vidas”, reiteró el médico Posso.
Hay diferentes tipos de tratamientos para el cáncer de hígado, en los que se incluyen cirugía, ablación, terapia de embolización, radioterapia, terapia dirigida, inmunoterapia y quimioterapia.
Cada tratamiento depende de la etapa y extensión de la enfermedad, así como la preservación funcional del mismo hígado. El médico especialista es quien ayudará a tomar la mejor decisión en la que se tendrán en cuenta los objetivos y posibles efectos secundarios, puntualizó el experto.