Cada 5 de septiembre se conmemora el Día Mundial del mieloma múltiple, el cual pese a ser el segundo tipo de cáncer de sangre más diagnosticado en el mundo, en Colombia su diagnóstico sigue siendo una barrera para los pacientes. Según la Cuenta de Alto Costo, en el 2019 se reportaron 2.578 casos de esta enfermedad en el país, y según el observatorio del cáncer Globocan, solo en el 2018 se presentaron 1.323 casos nuevos y 806 muertes.
Un estudio de La Fundación Colombiana de Leucemia y Linfoma indica que el diagnóstico tardío es una de las principales dificultades que enfrentan los pacientes con este tipo cáncer, pues el 68% recibió un diagnóstico incorrecto, y el promedio de diagnóstico de esta patología en Colombia es de siete meses. Sin embargo, el 15% de los pacientes requiere más de un año.
El Mieloma Múltiple es un cáncer en las células plasmáticas, que son tipos de glóbulos blancos que se encuentran en la médula ósea. Se forma cuando las células plasmáticas cancerosas crecen incontrolablemente y se acumulan en las células plasmáticas normales de la médula ósea, causando graves daños en el organismo. Los pacientes presentan síntomas como dolor de huesos persistente y fracturas, cansancio constante debido a anemia o insuficiencia renal, infecciones recurrentes inexplicables, como neumonía y dificultad para respirar o evidencia de insuficiencia cardíaca.
Por ser un cáncer poco común, su diagnóstico suele confundirse con otras enfermedades. De hecho, el 73% de los pacientes diagnosticados con MM tuvieron que esperar 3 meses para ser atendidos por un especialista tras la aparición del primer síntoma; el 46% de los pacientes fueron remitidos al hematólogo después de un mes, y el 6% esperó hasta 1 año.
De acuerdo con el doctor Jair Figueroa, médico internista y hematólogo, debido a que el mieloma múltiple no tiene cura, la mayoría de los pacientes puede recaer en algún momento. “El mieloma múltiple requiere de unos tratamientos bastante prolongados como quimioterapias orales o parenterales (vía subcutánea o endovenosa), o trasplante de médula ósea, dependiendo de la clasificación del riesgo o la intención del tratamiento que el especialista define. Sin embargo, ocurren casos en los que el cáncer regresa después del tratamiento, o no responde a la terapia”.
En algunos pacientes, el cáncer puede responder al tratamiento inicial, pero no al tratamiento después de una recaída. Por esta razón, el Dr. Figueroa recomienda a los pacientes implementar hábitos de vida saludable para que puedan ser candidatos a nuevas y más avanzadas tecnologías, y eviten alguna recaída.
“Los pacientes deben ser muy responsables con la adherencia al tratamiento, la regularidad en el seguimiento con el especialista y la realización oportuna de los exámenes de laboratorio. También, es importante que tengan una dieta saludable, con un balance adecuado entre los lípidos, carbohidratos y proteínas, y que realicen actividades físicas para mantener su estado funcional, sin extremar, porque en estos pacientes existe el riesgo de fractura en los huesos con un esfuerzo mínimo y es preferible que las rutinas sean direccionadas por una terapeuta física”, agregó el doctor.