Opinión y Salud publica desde hoy un informe especial sobre la situación de la salud subsidiada en Bogotá, que iniciamos con este panorama, bastante crítico, de lo que les toca asumir a los bogotanos por no poder escoger entre buenas Empresas Prestadoras de Salud.
Por encontrarse en la capital del país, podría creerse que los bogotanos son los pacientes privilegiados a la hora de contar, sino con los mejores, por lo menos con buenos servicios de atención en salud, pero la realidad es otra. No sólo no cuentan con buenos servicios sino que a 1’202.714 capitalinos les toca estar vinculados a las tres EPS peor calificadas por los usuarios.
Se trata de Caprecom, Capital Salud y Comfacundi, las tres EPS que se reparten los afiliados de Bogotá y que de acuerdo con una reciente encuesta de percepción en la calidad en salud realizada por el Ministerio, son las peor calificadas del mercado.
Y no sólo están de malas los capitalinos al no contar con buenas EPS, su suerte ha ido empeorando desde el 2008, año en el cual empezaron a retirarse del mercado las EPS más fuertes del sector, unas de manera voluntaria y otras por haber sido intervenidas por la Superintendencia Nacional de Salud, como lo muestra el siguiente gráfico en el que se evidencia que en el 2006 en Bogotá se encontraban prestando servicios 14 EPS.
Poco a poco los bogotanos se fueron quedando sin opción para escoger la EPS en la que podían estar hasta llegar al escenario actual de tener que permanecer en estas tres por ser estas las únicas que aún estén en el mercado.
Desde el punto de vista de los indicadores financieros y de acuerdo con un análisis que trimestralmente realiza la Superintendencia, las tres EPS de Bogotá están en situación de dificultad al incumplir con el margen de solvencia que deben acreditar o el patrimonio mínimo que garantiza la sostenibilidad financiera, como se muestra a continuación.
Por estas razones existe un grave riesgo de los afiliados bogotanos al depender sus servicios de salud de tres de las EPS peor calificadas por los mismos usuarios en la reciente encuesta realizada por el Ministerio de Salud.
El objetivo general de la encuesta era conocer la percepción de la calidad que tienen los ciudadanos sobre las EPS a la que están afiliados a lo largo de la cadena de prestación de servicios de salud.
En la próxima entrega de este informe especial hablaremos sobre una de estas tres EPS: “Salud capital, un paciente crítico”.
CAPITAL SALUD: PRIMER PACIENTE CRÍTICO
La segunda entrega del especial “En coma la salud subsidiada de Bogotá” presentamos el panorama de Capital Salud, una de las tres EPS de las que depende la vida de los bogotanos.
La historia
La EPS-S Capital Salud nació de la decisión del distrito Capital de ofrecer a la ciudad una EPS-S del Régimen Subsidiado ante la realidad que se presentó de baja de oferta y retiro de algunas EPS-S públicas de Bogotá en la década iniciada en el año 2000. La Administración Distrital tomó esta decisión estratégica en el año 2008 y contrató a la Universidad de La Sabana y a Universidad del Bosque para que le recomendara el tipo de empresa a crear y para que seleccionara un eventual socio. El estudio de la Universidad concluyó que la mejor alternativa era crear una empresa mixta con capital privado y público y tras estudiar las EPS-S que, en ese momento, prestaban servicios en el sistema subsidiado, así como la valoración de su esquema administrativo, financiero, de servicio y de infraestructura, entre otros, concluyeron que la mejor opción era Salud Total EPS. Sobre la base de esa recomendación se creó Capital Salud EPS-S como una empresa mixta de la que son socios el Distrito con un 51 por ciento y Salud Total EPS con un 49 por ciento. Los dos socios aportaron capital para la creación de esta EPS e hicieron un acuerdo marco, en cumplimiento del acuerdo del Concejo 357 de 2009 y del Decreto Distrital 46 de 2009, acuerdo donde se estableció, entre otros puntos, la composición de la Junta Directiva (5 miembros, 3 nombrados por el Distrito, 2 nombrados por Salud Total EPS) dando estricto cumplimiento al mencionado Acuerdo 357 en donde se menciona que la mayoría accionaria del Distrito se vería reflejada en sus órganos de dirección y la decisión sobre la nominación de los principales cargos administrativos de la EPS-S Distrital.
La evolución ¿o involución?
En octubre de 2012, mediante Resolución 2138, la Superintendencia Nacional de Salud autorizó a Capital Salud su solicitud de ampliación de capacidad de afiliación. Dicha solicitud había sido formulada en febrero de ese mismo año, y la cantidad de afiliados para Bogotá finalmente quedó en 677.671. Y es que el crecimiento de la EPS del régimen subsidiado de los bogotanos, cuyos dos socios son Salud Total (49% de las acciones) y el Distrito Capital (51%), ha sido vertiginoso. De 0 afiliados en 2011 pasó a 667.424 en diciembre de 2012, y a 699.927 en mayo de 2013. Claramente se ve que excede la ampliación autorizada en el 2012, por lo que la EPS no posee capacidad técnico científica para atender a sus afiliados en la capital. A junio de 2013 la población afiliada asciende a más de 836.000 personas. En mayo de este año, cuando ya había sobrepasado los límites autorizados, Capital Salud solicitó una nueva ampliación de su capacidad de afiliación ante la Superintendencia Nacional de Salud, dicha autorización depende de que los indicadores financieros, margen de solvencia y patrimonio mínimo, sean positivos. Hasta el momento y por los resultados a la fecha se presume que dicho concepto será negativo por cuanto la EPS cumple con el margen de solvencia pero no el del patrimonio, pues el resultado negativo de este alcanza los $11 mil millones. Parecería apenas lógico el aumento desmedido de usuarios, dado que la EPS ha recibido a aquellos que provienen de instituciones intervenidas como Solsalud, Humana Vivir y Ecoopsos -450.000 de las dos primeras, para ser más exactos-. Muchos dirán que no podían negarse a recibirlos por un asunto de humanidad básica. Pero las instituciones de salud, por el mismo sentido que las anima, están en la obligación de prestar servicios hasta donde su capacidad se los permita. De no ser así, la vida de los pacientes corre peligro, y la muestra de ello son los colapsos que ha presentado Capital Salud solo en este año que llevaron a la Procuraduría General de la Nación a iniciar una acción preventiva, y que movilizaron a los medios de comunicación por las condiciones inadecuadas e indignas en que se venía desarrollando el servicio.
La paradoja
En el ranking de EPS presentado por la Supersalud hace poco, Capital Salud presentaba un nivel bajo en los criterios de medición “Respeto a los derechos” y “Evaluación por parte de los usuarios”, mientras que en “Proceso y resultados de la atención en salud” su desempeño es sobresaliente. Por otro lado, en los indicadores de calidad reportados por las EPS a la Supersalud –con corte a diciembre 31 de 2012-, es curioso encontrar que la EPS se mantiene dentro de la media de porcentaje para cada indicador, alcanzando en algunos de ellos puntajes que evidencian una eficiencia considerable o sobresaliente, como la detección oportuna del cáncer de cuello uterino, la entrega de medicamentos POS y la satisfacción global del usuario, y solo en unos pocos se encuentran por debajo del promedio, como el porcentaje de quejas resultas antes de 15 días. Por otro lado, la EPS pasó de tener cero tutelas no resueltas por prestación de servicios POS o POSS a ser una de las más entuteladas de la ciudad. Ante la situación que se agrava día con día –Capital Salud pierde alrededor de $60 millones diarios- el Distrito viene adelantando el proceso de compra de las acciones correspondientes a su socio Salud Total, con el fin de volver completamente público el servicio.