Solo con una adecuada educación sanitaria, con saneamiento básico y mayor control por parte de las autoridades de salud se podrá de alguna manera reducir los índices de parasitosis en el Caribe colombiano. No es suficiente contar con buenos sistemas de acueducto y alcantarillado.
Así lo afirma Luz Adriana Sarmientro Rubiano bacterióloga líder del grupo de investigación Alimentación y comportamiento humano de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, doctora en Tecnología de alimentos de la Universidad de Valencia de España, quien presentó resultados parciales de la investigación que sobre parasitosis en niños del Atlántico adelanta esa institución.
Tras analizar ya 1000 muestras coprológicas, en menores escolarizados de los municipios que integran el Área Metropolitana de Barranquilla, se ha detectado que por lo menos un 20 por ciento de esas muestras evidenciaron presencia de Helmintiasis (gusanos, lombrices) y por lo menos un 50 por ciento resultaron con giardia intestinal (protozoarios intestinales), que según los estándares de salud, se requiere una intervención sanitaria inmediata.
Sarmiento Rubiano explicó que la cifra debe alarmar puesto que refleja las condiciones de salubridad que están rodeando el entorno de los menores. “La Organización Mundial de la Salud recomienda tratamientos preventivos para las parositosis, donde si éstas son superiores al 50 por ciento hay que dar antiparasitarios dos veces al año a niños y niñas y a los manipuladores de alimentos, y entre el 25 y 50 por ciento, desparasitar una vez al año”, señaló.
De ahí que lo se busca con el estudio es establecer la realidad sanitaria de esta población, teniendo en cuenta que los parásitos provocan diarreas, gases, infecciones intestinales severas si no se atacan y gastroenteritis. El Ministerio de Salud considera los parásitos como uno de los principales causantes de las diarreas. El último estudio sobre el tema data del año 1980 y lo realizó el Instituto Nacional de Salud.
“Contar con agua potable es fundamental para prevenir los parásitos, pero no es lo único, porque los niños se bañan en aljibes, en estanques, en ríos o ciénagas contaminadas, consumen en la calle productos que no están en condiciones de inocuidad, o incluso en su casa pueden contraerlos si no hay una higiene adecuada. Esto sin contar que por efectos del cambio climático y la globalización, las especies mutan y viajan”, precisó Lucila Gómez, directora del programa de Bacteriología de la Unimetro.
A eso hay que agregar que se ha comprobado la resistencia de la giardia al cloro, es decir que en sitios donde se consume agua depositada en tanques, nisiquiera la cloración mata este tipo de especímenes.
Gómez añadió que en el marco del trabajo investigativo, el cual fue dado a conocer durante la Semana de la Salud que celebra la Universidad Metropolitana de Barranquilla, con motivo de sus 40 años de fundada, ya han sido repartidas 2000 dosis de desparasitadores, de una donación que hizo la Fundación Pies Descalzos a la Metropolitana.
Se espera este año completar el trabajo investigativo.