La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la urgente necesidad de reducir las emisiones del carbono negro, el ozono y el metano así como el dióxido de carbono.
Según el informe de la Organización Mundial de la Salud es importante disminuir la emisión de las sustancias ya mencionadas, las cuales contribuyen al cambio climático. No solo producen un fuerte efecto de calentamiento global, sino que contribuyen de manera significativa a los más de 7 millones de muertes prematuras al año, relacionadas precisamente con la contaminación del aire.
“Cada día, estos contaminantes amenazan la salud de los hombres, mujeres y niños”, dijo Flavia Bustreo, Subdirectora General de la OMS. “Por primera vez, este informe recomienda acciones que los países, los ministerios de salud y medio ambiente y las ciudades pueden tomar para reducir las emisiones, proteger la salud y evitar las enfermedades y muertes prematuras, que a menudo afectan en mayor medida a los más vulnerables”, indicó.
En un inicio el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial, calculó que un despliegue global de 16 medidas para reducir las emisiones de carbono negro, ozono, metano y dióxido de carbono, impedirían un promedio de 2,4 millones de muertes prematuras al año para 2030. Nuevas estimaciones podrían elevar este número a 3,5 millones de vidas salvadas anualmente para 2030 y entre 3 y 5 millones de vidas al año para 2050. Estas proyecciones toman en cuenta los últimos datos de la OMS sobre muertes relacionadas con contaminación del aire, así como algunas nuevas medidas de Contaminantes climáticos de corta de vida SLCP (por sus siglas en inglés).
Acciones prioritarias para beneficiar la salud y el clima
La OMS calificó a más de 20 medidas disponibles y accesibles para mitigar los contaminantes climáticos de vida corta, entre las que figuran las normas de emisiones para vehículos, la captura de gas de relleno sanitario, el cambio de combustibles fósiles por energías renovables, la reducción de los residuos de alimentos y el cambio en los combustibles de biomasa para cocinar por otros combustibles más modernos, con el objetivo de evaluar cuál tiene el mayor potencial para mejorar la salud, reducir las emisiones de SLCP y prevenir el cambio climático.
La evidencia de estudios anteriores de la OMS en materia de transporte saludable, sugieren que los cambios en el transporte colectivo y la habilitación de redes de senderismo y ciclismo seguras, son relativamente baratas en comparación con la pérdida de vidas y los costos de tratar a las personas por enfermedades relacionadas con la contaminación del aire, los accidentes de tránsito y la inactividad física.