Indiscutiblemente el Sistema de Salud en Colombia cuenta con una normatividad extensa, somos el único país de Latinoamérica que cuenta con una Ley Estatutaria de Salud, el marco normativo de la Calidad ha sido periódicamente renovado desde 2006 cuando se estableció el Sistema Obligatorio de Garantía de la Calidad en Salud –SOGCS-, se han fijado todos los parámetros posibles para brindar un servicio conveniente y de calidad sobresaliente, la obesidad normativa que presenta el sector salud es evidente. Aun así, con todas estas leyes, resoluciones, decretos, circulares y pronunciamientos, la pesadilla que viven los colombianos frente al sector salud del país sigue creciendo.
Así mismo, la calidad de la salud se puede evaluar desde 5 principios básicos establecidos por el decreto 1011 de 2006: Accesibilidad, oportunidad, pertinencia, seguridad y continuidad. Estos 5 conceptos son el cimiento para esta construcción llamada Salud, brindar acceso a los servicios de salud a los colombianos desde el punto de vista económico, geográfico y cultural; garantizar la disponibilidad del servicio valorando la demanda de estos y aportando la oferta necesaria, son las pautas iniciales del servicio e irónicamente son los que más quejas reportan.
Todavía cabe señalar que en el artículo 1, en el numeral 9, de la ley 100 de 1993 se indica que el sistema establecerá mecanismos de control a los servicios para garantizar a los usuario calidad en la atención oportuna, personalizada, humanizada, integral, continua y de acuerdo con estándares aceptados en procedimientos y práctica profesional. Lo anterior, nos lleva a una problemática que, en mi opinión, es la más grave y el motivo del presente escrito: Inspección, vigilancia y control. Si hay normas hay que cumplirlas, es una premisa básica en cualquier tipo de sociedad o comunidad, pero para darle cumplimiento a estas normas debe existir un garante, que en este caso según la normatividad es el Estado; este a su vez, tiene los organismos competentes para garantizar el respeto al derecho fundamental de la salud. Hay falencias grandes, falta de compromiso y rigurosidad.
En definitiva, el problema de calidad en salud en Colombia es un punto crítico para el nuevo gobierno, Juan Pablo Uribe y el presidente Iván Duque tendrán un reto gigante. Aquí es donde Supersalud debe responder, en este nuevo ciclo que empieza en pocos días, uno de los objetivos es rendir cuentas claras a los colombianos y no hacerles más conejo. La normatividad es muy discutida y vive en constante cambio, pero de nada servirá seguir escribiendo páginas y páginas de normas, si no tenemos organismos de control eficientes, que puedan evitar un colapso en vez de actuar cuando ya no hay marcha atrás. Los organismos se están volviendo un reflejo del Sistema de salud del país, entramos en acción cuando ya la enfermedad está desencadenada y no actúan cuando hay opción de prevenirla. Que la salud de los colombianos no se vuelva otra muerte evitable en las estadísticas.