Los colombianos aun no olvidan lo reportado en el 2014 por el Instituto Nacional de Salud (INS) sobre las muertes ocurridas entre los años 1998 y 2011. De acuerdo con el Observatorio Nacional de Salud, una de las direcciones del INS, del total de las 2.677.170 muertes reportadas en Colombia entre 1998 y 2011, el 53% de ellas, es decir, 1.427.535, correspondieron a causas clasificadas como evitables[2].
En otras palabras, cerca de millón y medio de personas no debieron haber muerto en Colombia teniendo en cuenta los conocimientos de la medicina actual y la tecnología existente en nuestro país. El Observatorio también informó que la mayor proporción de más de la mitad de las muertes evitables que ocurrieron en Colombia entre 1998 y el 2011, correspondieron a enfermedades no trasmisibles y lesiones.
Justo en la última semana de marzo de este año, el país ha conocido los resultados del estudio “Estimación de la carga de enfermedad para Colombia, 2010”. Esa investigación, realizada por el Centro de Proyectos para el Desarrollo de la Universidad Javeriana (Cendex), estableció cuáles eran las enfermedades que a 2010 les estaban restando años de vida saludable a los colombianos.
Entre los hallazgos más destacados del estudio se encuentra la disminución de la carga de enfermedad por patologías infecciosas y transmisibles. Sin embargo, se evidenció un aumento de casi un 200% en la carga por VIH/SIDA (con respecto al estudio de carga de enfermedad de 2005), lo cual se correlaciona con los resultados presentados por el grupo del Institute for Health Metrics and Evaluation para Colombia en este mismo año.
Los investigadores del Cendex también concluyeron que hay un aumento del peso de carga por enfermedades crónicas; enfermedades neuropsiquiátricas y la enfermedad hipertensiva en particular. De igual forma, se demuestra que los pacientes con enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT) no reciben el cuidado apropiado, puesto que aproximadamente la mitad de ellos son diagnosticados, y de ellos, solo la mitad son tratados, lo que coincide con lo que al respecto tuve la oportunidad de escribir hace unas semanas, cuando hice mención que Colombia debía “meterse en el cuento de la prevención” de este tipo de enfermedades, y procurar desde este mismo 2015 la reducción de las muertes que ocurrieron en el 2014 por estas enfermedades y así sintonizarse con las metas internacionales de la Organización Mundial de la Salud que pretenden disminuir en un 25% las muertes por ECNT en el 2025 en el mundo.
Si bien esa información resultante de la estimación de la carga de enfermedad para Colombia es ciertamente relevante, hay una que preocupa de especial manera, y es que se observó un aumento de aproximadamente 30% en las lesiones autoinfligidas o el suicidio, con respecto a los resultados obtenidos en el estudio de 2005. Esos eventos, las lesiones autoinfligidas y los suicidios, son trazadores de la notable incidencia de las enfermedades mentales en Colombia. De acuerdo con los investigadores, en la población de 15 a 29 años, la depresión mayor unipolar fue la segunda enfermedad que más generó años de vida ajustados por discapacidad, seguida por los trastornos bipolares y la esquizofrenia. De hecho, en quienes tienen entre 15 y 29 años el suicidio fue la tercera causa más frecuente de mortalidad.
Cuando se entrelazan los dos informes, el del Observatorio Nacional de Salud sobre mortalidad evitable en Colombia entre los años 1998 y el 2011, con el del Centro de Proyectos para el Desarrollo de la Universidad Javeriana sobre la carga de enfermedad para Colombia en el 2010, se llegan a varias conclusiones, todas ellas preocupantes y alarmantes.
La primera que surge es que cerca de millón y medio de personas murieron en un lapso no mayor de 13 años (1998 al 2011), haciéndolo por causas clasificadas como evitables, es decir que dados los conocimientos médicos y la tecnología existentes y disponibles en Colombia en esos momentos, esas muertes se podrían haber evitado por el sistema de salud a través de prevención y/o tratamiento.
Una segunda conclusión es que quienes padecen en Colombia enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT), no reciben el cuidado apropiado, diagnosticándose sólo el 50% de ellos, y de ellos, a sólo la mitad les administran tratamiento.
La tercera es que Colombia sigue con el discurso de estar en un modelo de salud que privilegia lo preventivo y la realidad demuestra que no existe una clara ni efectiva política de prevención de la enfermedad y promoción de la salud, lo que conlleva a que los ciudadanos no puedan acceder a programas serios y bien estructurados de prevención de la enfermedad.
La cuarta indica que esa notable incidencia de las enfermedades mentales en Colombia es el resultado de una errada política de salud mental, aflorando ya en edades tempranas de la vida enfermedades como la depresión mayor unipolar, así como los trastornos bipolares y la esquizofrenia.
La quinta resulta de la anterior y es que por la falta de una política de salud mental coherente con la realidad de los colombianos, el suicidio hoy es la tercera causa más frecuente de mortalidad entre los 15 y 29 años de edad.
Hace mes y medio se presentó por el gobierno a la ley estatutaria de salud como un importantísimo avance para salvaguardar la salud de los colombianos, al definirse el ámbito de ese derecho fundamental, regulándolo y estableciendo sus mecanismos de protección, por lo que se infiere que al protegerse el derecho a la salud de los colombianos, se estará igualmente protegiendo sus vidas.
Mientras el estado les garantiza de una vez por todas a sus ciudadanos los derechos de la salud y la vida, parece que Colombia seguirá moviéndose entre la triste cifra de millón y medio de muertes evitables entre 1998 y 2011 y el suicidio como la tercera causa más frecuente de mortalidad entre los 15 y 29 años de edad. ¡Presente y futuro oscuros y trágicos!