Medellín.- Conocer las inquietudes de los habitantes y sus posibles soluciones frente al problema de la calidad del aire que se presenta en el Valle de Aburrá, es el objetivo de incluir en la metodología Voces Ciudadanas ‘Por un aire saludable’, desde este mes.
Esta metodología es de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) y en esta ocasión la iniciativa será en torno a salud ambiental para conocer la opinión de la gente, los efectos de ese aire contaminado en su salud, entre otros aspectos.
Actualmente en la UPB se adelantan dos estudios relacionados con la calidad del aire y se articulan con Voces Ciudadanas. El primero es el que efectúa desde febrero el Grupo de Investigación en Salud Pública con PROMESA (Procedencia de material particulado y su efecto en los niños menores de 5 años). Se cuenta con el apoyo de las universidades de Los Andes (Bogotá) y la de Antioquia, así como con la EPS Sura, el Laboratorio Genes y una empresa que se encargará del desarrollo tecnológico que se hará, así como con la Secretaría de Salud de Medellín.
Diana Marín investigadora principal de PROMESA explicó que un grupo interdisciplinario participa en este estudio, mediante el cual se les hará seguimiento a 500 niños de Medellín y Bogotá, pues son las ciudades más con mayor contaminación atmosférica del país. Se tendrán en cuenta diversas fuentes del material particulado ya que por su procedencia las consecuencias en la salud pueden variar.
A los infantes les tomarán una muestra de saliva en diferentes momentos durante un año y así se verá el daño temprano, al igual que si presenta alguna afección respiratoria. Se mirará el ADN y los cambios que sufra a raíz de su exposición normal a la contaminación atmosférica.
Los menores que se elegirán hacen parte del programa de crecimiento y desarrollo de Sura y se determinó que fueran menores de 5 años por ser una población altamente vulnerable a los efectos de la calidad atmosférica, de acuerdo con lo que exige el Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021.
En Colombia aún ninguna ciudad ha adelantado un estudio de estos, de modo que el de PROMESA será pionero. Esta investigación es diferente porque es con enfoque preventivo.
Colciencias financia este proyecto investigativo por tres años, aunque esta entidad estatal también apoya económicamente la etapa de apropiación social del conocimiento que tiene un año de duración.
La Secretaría de Salud del Municipio participa desde la formulación de la propuesta de PROMESA. Esto cobra importancia puesto que al mostrar interés en la iniciativa, considerará los resultados del proyecto y se trasladarán a los tomadores de decisiones.
Peor el remedio que la enfermedad
El otro estudio lo lidera el Grupo de Investigación en Biología de Sistemas con AIRE, el cual busca evaluar el efecto del material particulado proveniente de los combustibles alternativos y de ese modo conocer sus efectos sobre las células humanas y su material genético.
Con el fin de disminuir ese material nocivo para las células, en Colombia se hizo un cambio al producir ese hidrocarburo mezclado con alcoholes y aceites, generando así el conocido biodiesel.
Los investigadores al saber los efectos del diésel, quisieron comparar a éste con el nuevo combustible. De ese modo supieron que es mayor el daño generado por el biodiesel que por el convencional, pese a que la cantidad de partículas es inferior en la atmósfera, dijo Isabel Cristina Ortiz Trujillo, docente y coordinadora del Grupo.
Esto obedece a la fuente de la partícula y al tamaño de la misma. Al llegar los compuestos del biodiesel al organismo se metabolizan y de esa manera se convierten en subproductos más dañinos que el elemento original.
Esta etapa del proyecto se estima que culminará en 2020. Sin embargo, este Grupo continuará las investigaciones sobre el tema.
Tomando en consideración que ‘el remedio fue peor que la enfermedad’, la idea es que entre todos busquen una solución para lograr un aire más limpio. A los tomadores de decisiones se les presentará “una manera distinta de mirar el efecto de estas nuevas alternativas y no solamente la cantidad de partículas que encontramos. Hemos visto que la calidad de la partícula es más importante que la cantidad de partículas que hay”, afirmó Ortiz Trujillo.
También se le quiere presentar a la comunidad el estudio para que pueda preguntar, opinar y hacer propuestas.
Acerca de Voces Ciudadanas
Esta metodología nació hace 20 años como un proyecto de periodismo público en la Especialización de Periodismo Urbano de la UPB.
Como su nombre lo indica, busca darles voz a las personas y empoderarlas de los asuntos locales que las afectan, y así avivar su compromiso y brindarles una alternativa para que logren plantear soluciones mediante el debate público. En la actualidad esta metodología es del Grupo de Investigación en Comunicación Urbana (GICU) y marca registrada de la UPB al servicio de la ciudad y sus pobladores.
A través de varios canales de comunicación (por ejemplo las redes sociales) se quiere conocer las opiniones respecto al tema determinado y a su vez generar propuestas de manera que incidan en futuras políticas públicas. Igualmente, que esa participación comunitaria movilice al resto de la gente para cambiar sus hábitos actuales frente a la contaminación atmosférica.
Para desarrollar “el foro” ciudadano, se formularán cuatro preguntas, una semanalmente y estarán relacionadas con la calidad del aire. Esto será a partir del lunes 29 de julio.
Al cabo de la cuarta pregunta se analizarán las respuestas e inquietudes de la comunidad. En octubre se socializarán los resultados y se elaborará una propuesta de política pública, la cual se expondrá ante los tomadores de decisiones, anotó la docente Beatriz Elena Marín Ochoa, líder de investigación de GICU.
Los interesados pueden comunicarse a través de la línea telefónica 305 233 4818; la metodología en Facebook se encuentra como @VocesCiudadanasUPB, en Instagram como @voces.ciudadanas y el Twitter como @vocesupb