Luego de que un grupo de 50 pacientes se sometieran a un nuevo método creado para localizar y destruir el virus en todo el cuerpo, incluyendo las células donde el VIH no se encuentra activo, un paciente resultó totalmente curado.
Un británico de 44 años, portador del Virus de Inmunodeficiencia Humana –VIH-, es la primera persona, a nivel mundial en curarse por completo de la enfermedad que afecta a millones de personas. Esto, gracias a una técnica especial para enfrentar a la enfermedad que ha revolucionado a todo el Reino Unido.
Se trata de una técnica que ha sido lograda gracias a la cooperación de las universidades de Oxford y Cambridge de los londinenses Imperial College, University College y King´s College.
Los expertos aseguran que, aunque los resultados no son los finales, los análisis posteriores confirman la desaparición de las células inactivas del virus en el organismo de la persona. Eso representaría la primera cura completa del VIH. Si la técnica se declara finalmente exitosa, podría cambiar la vida de unos 37 mil millones de personas en todo el mundo.
En el 2007, el estadounidense Timothy Ray Brow fue considerado como el primer paciente curado de la enfermedad después de someterse a un tratamiento poco convencional de cambio de médula ósea, en Alemania. Sin embargo, científicos atribuyen esta cura a los efectos de una rara mutación genética que no puede ser considerada como la cura a esta enfermedad.
El director de esta investigación, Daniel Kaufmann, explica que se ha podido hacer que el virus se “despierte” y, así, encontrar las células en las que el virus ha permanecido escondido. Unas células cuyo número es escaso: uno entre un millón. Se trata de un nivel de precisión sin precedente que permite la monitorización individualizada de los pacientes seropositivos y que podría facilitar el desarrollo de tratamientos personalizados.
Para permanecer en el organismo, el VIH necesita alojarse en una célula, por lo general T CD4+, tipo de glóbulo blanco implicado en la activación del sistema inmune frente a las infecciones.
Por un lado, los fármacos antirretrovirales podrían controlar la replicación del VIH, lo que evita que la infección progrese y se desarrolle el tan temido Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida –SIDA-.
Pero, por otro lado, estos fármacos no pueden acceder a los reservorios virales, en los que el virus se mantiene oculto de forma latente durante años y se reactiva en aquellos casos en los que el paciente suspende el tratamiento. Es decir, para curar definitivamente la infección es completamente necesario encontrar y destruir estos reservorios.
Bajo esta nueva estrategia de combate a contra el virus, el paciente es inicialmente sometido a una vacuna, con el propósito de que su sistema inmunológico adquiera la habilidad de detectar las células infectadas. Posteriormente, se utiliza una droga que obliga a las células pasivas a producir proteínas para convertirse en células activas. Estas células son finalmente localizadas y eliminadas por el cuerpo del paciente.