No hay relación entre la aplicación de la vacuna contra virus como paperas, sarampión y rubéola con el desarrollo del espectro autista. Así lo determinó un estudio realizado a más de 600.000 niños en Dinamarca nacidos entre 1999 y 2010.
No es la primera vez que el tema es objeto de estudio, pues durante décadas se asoció el diagnostico de autismo con las dosis, sin embargo, este nuevo estudio se trata del más grande realizado hasta ahora y deja sin sustento la hipótesis al determinar la seguridad de las vacunas aplicadas en el organismo.
Un total de 657.461 participaron, durante cinco años, en el experimento realizado por investigadores en el Statens Serum Institut en Copenhague, el cual fue reseñado en la revista Annals of Internal Medicine.
Los científicos confirmaron que “el estudio apoya firmemente que la vacunación con MMR no aumenta el riesgo de autismo, no desencadena el autismo en niños susceptibles y no está asociada con la agrupación de casos de autismo después de la vacunación. Se suma a estudios previos a través de un significativo poder estadístico adicional y al abordar hipótesis de subgrupos susceptibles y agrupación de casos”.
Los resultados arrojaron que solo 6.517 niños fueron diagnosticados con el espectro autista, lo que supone un 0.9% de la población estudiada. Se determinó además que, una vez aplicada la vacunación, los factores de riesgo no aumentaron. En contraposición, los niños que desarrollaron autismo presentaron r historial familiar con la condición.
Los expertos también tomaron la nueva modalidad denominada “antivacunas”. Lo que no sólo supone un riesgo para la salud del ser humano sino que no influye de manera directa en la aparición del autismo, según pudieron constatar. El informe concluye que no inmunizar a los niños de una casa en la que se encuentra diagnosticada una persona con autismo no mejora ni evita el riesgo.