En Colombia, más de 95.745 mil personas viven con VIH y aunque esta es una enfermedad que se ha estigmatizado por muchos años, lo cierto es que hoy en día las personas que la padecen pueden tener una vida normal.
Debido a los esfuerzos científicos, económicos y sociales liderados por el sector de la salud y diferentes actores, en la actualidad el VIH no es un virus letal, todo lo contrario, es una enfermedad que cuenta con un robusto respaldo tecnológico para ser controlada. Con avances en materia terapéutica que ayudan a miles de pacientes a tener una mejor calidad vida, con niveles de virus indetectables y menor riesgo de contagio.
En este sentido, este progreso de investigación y desarrollo de soluciones para el manejo del VIH ha sido significativo y ha logrado aumentar el número de personas que mantienen un óptimo estado de salud a pesar de la infección. Lo anterior, ha sido posible gracias al uso de medicamentos innovadores que reducen los niveles de toxicidad y hacen posible que millones de pacientes puedan vivir mejor y más tiempo.
Esta nueva realidad del control del VIH lleva a vivir en un nuevo paradigma del control de la enfermedad e invita a luchar porque cada vez más personas sean diagnosticadas y accedan a un control terapéutico oportuno.
“En línea con la estrategia 90-90-90 de la ONU, la cual busca contribuir con el fin de la epidemia del SIDA a nivel global, desde GSK no solo contribuimos al cumplimiento de este objetivo, sino que estamos impulsando un cuarto 90 que busca garantizar que los pacientes además de ser diagnosticados y controlados con medicamentos eficaces gocen de calidad de vida” sostuvo XXX.
El VIH y la maternidad
Las mujeres que portan el VIH SIDA no están eximidas de ser mamás. De hecho, durante el 2018 se reportaron en el país 402 mujeres embarazadas portadoras de VIH y 761 en gestación6. A pesar de que muchas personas puedan creer que esto implica riesgos para el bebé, hoy en día es posible prevenir casi todos los casos de transmisión vertical si se administran antirretrovirales oportunos, tanto a la madre como al recién nacido.
En este sentido, los tratamientos contra el VIH impiden que el virus se reproduzca, lo que reduce la concentración de la carga viral: entre menor sea ésta, disminuyen las probabilidades de que cualquier infección por el VIH se transmita de madre a hijo durante el embarazo y el parto. El tener una concentración menor del VIH en el cuerpo ayuda también a mantener a la futura mamá sana.
De hecho, recientemente la OMS realizó una actualización de las guías y basándose en nuevas evaluaciones de los beneficios y los riesgos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de antirretrovirales como la estrategia preferida de primera y segunda línea para todas las poblaciones, incluidas las embarazadas y las mujeres en edad reproductiva. De modo que un tratamiento acertado y consultado con el médico tratante, es muy efectivo en la reducción de los defectos congénitos del cerebro y la médula ósea.
Frente a este escenario, a continuación, se presentan las 5 cosas que hay que saber sobre el tratamiento de VIH en mujeres embarazadas y así, eliminar cualquier estigma y entender que sí se puede ser mamá y seropositiva a la vez:
1. Todas las mujeres en embarazo que sean seropositivas deben tomar medicamentos contra el VIH para prevenir la transmisión materno infantil del virus, así como proteger su propia salud. Luego de tener su hijo, deben continuar en tratamiento, pues éste debe ser permanente.
2. Es importante que se consulte con un obstetra y un especialista en VIH SIDA. Ellos controlarán la carga viral durante el embarazo de manera adecuada protegiendo el feto.
3. La OMS ha recomendado terapias antirretrovirales para embarazadas contra el VIH, ya que éstas no aumentan el riesgo de que se presenten defectos de nacimiento.
4. En general, las mujeres embarazadas seropositivas pueden usar las mismas estrategias de tratamiento contra el VIH recomendados para las mujeres no embarazadas, a menos que el riesgo de cualquier efecto secundario conocido para una mujer embarazada o su bebé sea mayor que los beneficios.
5. Cuando las mujeres tengan una carga viral alta o desconocida y se acerque el momento de tener el bebé, es recomendable programar en la semana 38 (dos semanas antes de la fecha estimada) el parto por cesárea, para prevenir la transmisión materno infantil del VIH.