Tras las nuevas evidencias de que las actuales dietas están enfermando tanto a las personas como al planeta, en el evento titulado “En el menú: ¿La alimentación puede ser la medicina del planeta?” participaron líderes de opinión, científicos, empresarios y encargados de la formulación de políticas que tienen como objetivo desafiar la situación actual del consumo y la producción de alimentos.
La directora general del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, dio inicio al evento, señalando categóricamente por qué la transformación del sistema alimentario es un programa prioritario, ya que es esencial para impulsar la inclusión económica, desarrollar el capital humano y aumentar la resiliencia al cambio climático. Posteriormente, los cofundadores de EAT, Gunhild Stordalen y Johan Rockström, mencionaron algunos de los aspectos destacados del último Informe de la Comisión EAT-Lancet sobre dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles.
Con este documento se intenta por primera vez definir una dieta saludable sobre la base de evidencia científica disponible y suponer que sería necesario para alimentar a casi 10 000 millones de personas en 2050 con una dieta saludable dentro de los límites planetarios. Surgieron dos importantes mensajes: es poco probable que nos mantengamos en espacios operativos seguros en la mayoría de los indicadores ambientales —agua, gases de efecto invernadero, biodiversidad, fósforo y otros— a menos que transitemos hacia una dieta saludable para todos en el planeta. Este cambio requerirá numerosas formas de inversiones y la participación de todos los actores —desde productores a encargados de la formulación de políticas y los consumidores— para lograrlo. En particular, debemos resolver de qué manera aumentar sosteniblemente la producción de frutas, verduras, frutos secos y legumbres, algo para lo cual aún no tenemos una respuesta.
Un panel se enfocó en las medidas que se deben adoptar para apoyar este gran cambio.
El director ejecutivo de Hungry Harvest, Evan Lutz, contó la historia de su empresa social que presta servicios de entrega de alimentos frescos para poner fin al hambre y reducir la pérdida y el desperdicio de comida.
La chef Alejandra Schrader hizo un poderoso llamado a educar a las personas que cocinan en los hogares para que se sientan motivadas a incluir comidas saludables y sabrosas en las dietas de sus familias.
Por su parte, la directora general de la Iniciativa para la Adaptación de la Agricultura Africana al Cambio Climático, Abir Lemseffer, enfatizó que la mayoría del crecimiento de la población en las próximas décadas se registrará en África al sur del Sahara, donde los asuntos climáticos, los medios de subsistencia, la agricultura y el hambre constituyen una agenda única y vital.
El ministro de Desarrollo Internacional de Noruega, Dag-Inge Ulstein, destacó la importancia de las inversiones para promover la pesca sostenible y la reducción de las tasas de deforestación tropical para proteger las principales fuentes de alimentos y los servicios de los ecosistemas.
El Informe de la Comisión
La Comisión EAT-Lancet está copresidida por el profesor Walter Willett y el profesor Johan Rockström, y ha reunido a 19 comisarios y 18 coautores de 16 países en diversos campos como la salud humana, la agricultura, la ciencia política y sostenibilidad ambiental.
Dentro de sus conclusiones indican que la forma en que se producen los alimentos, lo que se consume y cuánto se pierde o se desperdicia influye fuertemente en la salud tanto de las personas como del planeta.
La Comisión muestra que es posible y necesario alimentar a 10 mil millones de personas con una dieta saludable dentro de los límites planetarios seguros para la producción de alimentos en 2050. También demuestra que la adopción universal de una dieta de salud planetaria ayudaría a evitar la degradación ambiental grave y evitaría aproximadamente 11 millones de muertes humanas al año.
Y llega a la conclusión de que “para salvaguardar los sistemas y procesos naturales de los que depende la humanidad y que, en última instancia, determinan la estabilidad del sistema de la Tierra, se requerirá nada menos que una gran transformación de alimentos”, por lo que solicita una acción generalizada en varios sectores y niveles, que incluye: un cambio global sustancial hacia patrones alimentarios saludables; grandes reducciones en la pérdida y desperdicio de alimentos; y grandes mejoras en las prácticas de producción de alimentos.
“Los datos son suficientes y lo suficientemente sólidos como para justificar una acción inmediata. La comida será un tema definitorio del siglo XXI. Aprovechar su potencial catalizará el logro tanto de los ODS como del Acuerdo de París. Existe una oportunidad sin precedentes para desarrollar sistemas alimentarios como un hilo común entre muchos marcos de políticas internacionales, nacionales y empresariales que buscan mejorar la salud humana y la sostenibilidad ambiental. Establecer objetivos científicos claros para guiar la transformación del sistema alimentario es un paso importante para aprovechar esta oportunidad”, concluye.
Informe completo de la Comisión en español: https://eatforum.org/content/uploads/2019/04/EAT-Lancet_Commission_Summary_Report_Spanish.pdf