Erin Federman, directora del Comité de acceso al Mercado de la patronal europea de biosimilares y responsable de la unidad de biológicos de Mylan, uno de los laboratorios que patrocina el congreso considera fundamental que los gobiernos europeos “adopten las políticas adecuadas y a largo plazo que fomenten una competencia sana y creen un mejor entorno de consumo. Así se garantizará que la siguiente generación de biosimilares pueda llegar a los pacientes porque las políticas a corto plazo pueden llegar a causar desabastecimiento”.
Los países que más están apostando por estas políticas son Noruega, Dinamarca, Suecia y Reino Unido.
La intercambiabilidad es uno de los debates constantes en este ámbito. Ruth Lopert, analista de políticas sanitarias de la división de salud de la OCDE, ha recalcado que las consideraciones clave “están relacionadas con eficacia, seguridad e inmunogenicidad, por lo que las determinaciones en cuanto a sustituciones deberían realizarlas los reguladores más que los pagadores. Y deberían aplicarse de manera uniforme”. Desde su punto de vista, el futuro pasa por la implementación de indicadores de calidad y un uso racional de la prescripción tanto de fármacos como de biosimilares.
Fomento del tratamiento precoz
Fernando de Mora, profesor de Farmacología en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha participado como moderador de una mesa redonda que ha reunido a portavoces de diferentes especialidades como gastroenterología, dermatología, oncología y endocrinología. En su opinión, es evidente que, tras más de doce años, “el modelo europeo regulatorio de biosimilares funciona”, ya que no se ha registrado, en este periodo de tiempo, ninguna alarma ni desde el punto de vista de eficacia ni desde la seguridad.
“Además, como es obvio, ha beneficiado a muchos más pacientes porque es un hecho que han podido acceder a terapias biológicas. Y a un coste menor, lo que tiene muchas implicaciones: no solo es una cuestión de ahorro. Ahora, se puede tratar a los pacientes antes. O se les puede tratar porque tienen una enfermedad moderada y antes no se podía hacer por el precio de los fármacos biológicos. O puede ayudar, a lo largo de los próximos años, el curso de la enfermedad: el hecho de que haya más pacientes tratados, hará entender mejor cómo funcionan estos tratamientos. Los prescriptores piden sobre todo que se les forme y participar en las decisiones. La comunicación entre los diferentes agentes debe ser fluida porque, a medio y largo plazo, el conocimiento es lo que genera confianza”, ha recalcado.
La media de consumo de biosimilares en España es del 14,1%. Las regiones tratan de crecer, como Cataluña, que pasó en un año del 9,1% al 11,1%
Según Regina Múzquiz, directora general de la patronal española BioSim, la situación en España es inferior a la de países de su entorno. “Pero debe diferenciarse entre atención primaria y especializada: de momento, en hospitales estamos muy por encima. Y debe diferenciarse del tipo de molécula y de comunidad autónoma. Pero vamos avanzando con buen pie y esperamos que, en breve, este movimiento imparable alcance muchas más cotas de participación”, ha indicado.
Chrys Kokino, responsable global de la división de biológicos de Mylan, ha puesto de manifiesto que cada lanzamiento de un biosimilar permite doblar e, incluso, triplicar su uso. “Así, existen más opciones de tratamiento para los pacientes y a un precio más asumible. Otro aspecto importante que no debe olvidarse es que se fomenta la libertad del paciente para tener opciones de elección”, ha recordado.