@AdalbertoLlinas
Noviembre es el mes de la Concientización sobre la enfermedad de Alzheimer, un espacio para considerar su diagnóstico y lo que significa para la persona que la enfrenta y su familia.
En 1906, Alois Alzheimer detectó por primera vez la enfermedad, hoy es esta una prioridad mundial en salud pública. El Alzheimer es una enfermedad compleja en la que interactúan factores ambientales y genéticos, con una incidencia que va desde los 2,8 pacientes por cada 1.000 personas al año en las edades entre 65 y 69 años, hasta alcanzar la cifra de 56,1 pacientes por cada 1.000 personas al año en la población con más de 80 años.
Es la causa más frecuente de demencia degenerativa primaria. Estimaciones recientes indican que la prevalencia global de la enfermedad es de unos 35 millones de personas en el mundo, y las predicciones apuntan a que para el año 2030 existirán más de 115 millones de casos con la enfermedad del olvido.
Entre los primeros síntomas está el olvidar nombres de compañeros, números telefónicos, o no acudir a una cita importante y acordarse de ello más tarde, situaciones comunes pero que para los que padecen Alzheimer, pueden ser las primeras señales, y luego comenzar a olvidar más cosas y nunca más volver a acordarse de ellas.
Los familiares de primer grado de personas con Alzheimer tienen más del doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad que los individuos sin antecedentes familiares. Otros factores de riesgo del Alzheimer son: tabaco, escasa actividad mental, sedentarismo, diabetes, hipertensión, depresión y obesidad.
La reserva cognitiva se considera un factor protector ante la enfermedad, la cual se refiere a una mejora funcional y se ha asociado con una amplia variedad de factores intelectuales, sociales y físicos que se presentan en la vida diaria de un individuo a lo largo de su ciclo vital. Este concepto se relaciona con la forma en que los individuos manejan las informaciones de su medio y las procesan para la realización de una tarea. Las investigaciones apuntan a que factores como el nivel de educación, la realización de ciertas actividades recreativas estimulantes y el bilingüismo, están fuertemente ligados a la reserva cognitiva.
Tal vez podríamos decir que vivimos en una sociedad compleja, que olvida a las personas mayores, y al final son estas personas las que terminan por olvidarse de sí mismas.
Hoy estamos complacidos con las investigaciones del científico colombiano Rodolfo Llinás, recientemente galardonado con el premio Ralph W. Gerard de la Society for Neuroscience, que honra a un científico destacado que ha hecho importantes contribuciones a la neurociencia a lo largo de su carrera, y estamos seguros que éstas , contribuirán a lograr el tratamiento para el Alzheimer.
El trabajo de Rodolfo Llinás en neurofisiología ha enlazado los canales de membrana neuronal y la biofísica, lo que lleva a comprender que las neuronas no son sistemas de ingesta pasiva, sino que modifican activamente las transformaciones de entrada y salida de manera compleja.
Sus contribuciones incluyen el descubrimiento de picos de calcio dendríticos, inhibición dendrítica, acoplamiento electrotónico y oscilaciones por debajo del umbral en las neuronas de mamíferos, y la demostración de la corriente de calcio presináptica en la sinapsis del calamar gigante.
También mostró cómo el concepto de neurona activa puede afectar la interpretación de los ritmos cerebrales en el cerebro intacto, así como sus implicaciones en las afecciones neurológicas y psiquiátricas. Avances en esta disciplina de la medicina, que nos llevan a considerar un futuro sin la enfermedad del olvido.