Por varias razones y de diverso orden, los colombianos están insatisfechos con su sistema de salud, lo que ha llevado a la pérdida de credibilidad y confianza en dicho sistema. Por eso resulta peligroso que las autoridades del sector salud generen información que además de confundir a la ciudadanía, aumentan la incredulidad y la desconfianza produciendo un lógico cuestionamiento y rechazo a los pronunciamientos que en el tema de salud hacen quienes dirigen los destinos de este sector desde el ejecutivo a nivel nacional.
No se puede olvidar lo que ocurrió en los primeros días del presente año cuando estaba en pleno furor informativo la epidemia generada por el virus del chikunguña en Colombia. El miércoles 7 de enero de 2015, el Presidente Juan Manual Santos, mientras participaba en el municipio de Girardot (Cundinamarca) en un taller sobre la enfermedad causada por el citado virus, señaló en ese momento que la enfermedad generada por el virus del chikunguña era “un fenómeno controlable”, diciendo además que “no es letal”. Santos concluyó su referencia al respecto diciendo que además “nadie se muere del chikunguña” y que había que “enfrentarlo con paciencia y cierta resignación”. (VER: https://www.youtube.com/watch?v=bJM4VhjLXqQ). Cuando el Presidente dijo esas palabras, ya habían datos del Instituto Nacional de Salud (INS), que indicaba que para esa fecha en Colombia estaban cerca de 80.000 personas contagiadas por el virus, la mayoría de ellas en la región Caribe. Se asume que esta información dada a conocer a los presentes en la reunión de Girardot en un taller que justamente tuvo como tema central la infección por el virus del chikunguña, había sido suministrada a Santos por las autoridades oficiales del sector salud en Colombia.
Para esa misma época de esas declaraciones del Presidente Santos y motivado tal vez por la propiedad como una persona que no era médico habló con una certeza de experto sobre el comportamiento de esta enfermedad así como de su no letalidad con la sapiencia de un avezado infectólogo, personalmente realicé una revisión de la prensa internacional al respecto y que publiqué inmediatamente bajo el título de “Que de chikunguña nadie se muere…¡mamolas!” (VER: http://ulahybeltranlopez.blogspot.com/2015/01/dizque-de-chikunguna-nadie-se.html). En dicha revisión pude comprobar, y así lo hice notar, que de acuerdo con informes de la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los ministerios de salud de varios países del caribe americano, el chikunguña sí generaba mortalidad y ya desde el 2014 estaban documentados casos de pacientes fallecidos por esta enfermedad en Venezuela, Guatemala, Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Guadalupe, San Martín y Martinica.
Debo mencionar que para esos días hubo algunos pronunciamientos muy tímidos del Instituto Nacional de Salud en los que dejaban entrever por una parte que se habían presentado 8 muertes asociadas al virus del chikunguña, de las cuales, tres habían sido descartadas y dos permanecían aún en estudio, y por otra parte que aunque tres de las muestras de estos pacientes habían dado positivo para el citado virus, los pacientes presentaban además otro tipo de enfermedades como cáncer y diabetes.
Incluso, en aras de la verdad, debo decir que el mismo viceministro de Salud, Fernando Ruiz, reconoció que las probabilidades de muerte por chikunguña existían, manifestando sin embargo que eran “tremendamente bajas”, a tal punto que tajantamente dijo en esos días que “en nuestro país no hay ningún caso de muerte comprobada por causa directa del chikunguña”.
En síntesis, en el mes de enero de este año desde las fuentes oficiales del sector salud en Colombia, esto es, desde el Instituto Nacional de Salud (INS) y el Ministerio de Salud y Protección Social, no se deseaba controvertir lo dicho por el Presidente Santos en Girardot al mencionar de manera contundente que el chikunguña era “un fenómeno controlable”, y que además “no es letal”.
Unos meses después sin embargo, la historia ha variado dramáticamente. Esta semana se ha revelado información desde esas mismas fuentes oficiales que demuestran que lo que en enero había dicho el primer mandatario sobre el virus del chikunguña y su incapacidad de generar muerte en quienes padecían la infección, resultó ser un discurso falso. El Instituto Nacional de Salud ha confirmado en su informe epidemiológico de la semana 22 que en Colombia ya han fallecido 35 personas por el virus del chikunguña entre 2014 y lo que va de 2015. Desafortunadamente, 20 de esos 35 casos correspondieron a mayores de 60 años y 8 a bebés.
Según expertos, los casos de los fallecidos se dieron porque estos pacientes habían comorbilidades por enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, neumonía y otras dolencias, siendo la mayoría de estos de Norte de Santander, Tolima y Cundinamarca. Con estos datos aumenta en diez muertos la cifra de fallecidos por chikunguña, que según la última actualización reportada por el INS, fechada el 27 de abril, se situaba en 25 personas.
Con la confirmación de la muerte de estos 35 colombianos por causa de la infección de este virus por parte del INS, el Ministerio de Salud y Protección Social informa ahora que la tasa de letalidad del virus “es baja, de 8 por cada 100.000 infectados”, lo que ya empieza a diferir de lo dicho por el Presidente Santos cuando aseveró que no era letal el chikunguña.
Me preocupa el impacto que pudieron tener las palabras del Presidente Santos al bajarle el estado de alerta frente al comportamiento del virus del chikunguña pues prácticamente dijo que el asunto no era tan grave, que el país tenía que acostumbrarse a la idea de vivir con el chikunguña, porque había llegado para quedarse en nuestro territorio, por lo que se debía enfrentar con paciencia y cierta resignación, y lo que fue lo peor, que este virus no era letal. Por eso hay preguntas que quedan en el imaginario: ¿se bajó la guardia en la prevención de la enfermedad por lo que dijo al respecto el Presidente? ¿Qué tanto disminuyeron en intensidad las estrategias de prevención a nivel de la población cuando se dijo que por el chikunguña nadie se moría?
Creo que las personas que hasta este momento han fallecido por la infección son prueba de todo lo contrario, pues si bien efectivamente el virus llegó para quedarse en Colombia y en 5 meses los casos de contagio se multiplicaron 14 veces (¿será porque las alertas se apagaron?), no por eso hay que dejar de aprender a identificar sus síntomas, a diagnosticar la infección y a hacerle seguimiento médico para establecer cómo se comporta cuando se vuelve crónica. Además, quedó comprobado que no en todos los casos el chikunguña se supera con unos cuantos días de incapacidad y analgésicos y al contrario de lo que se dijo por el Presidente Santos, se demostró que sí es letal, y que de manera especial lo es en ciertos grupos poblacionales como los ancianos y los bebés.
Ah, y aunque la letalidad sea “tremendamente baja” como lo sigue diciendo el Ministerio de Salud y Protección Social, el chikunguña sí mata: hoy no están más con nosotros 35 personas que fallecieron y fue por el chikunguña.
Soy de la opinión que al Presidente no lo deben exponer a decir en público ni en privado lo que no es absolutamente cierto en temas médicos tan específicos, pues la ciudadanía pierde aún más credibilidad y confianza en el sistema de salud, y sobre todo, pierde él como Jefe de Estado al generar información inexacta que después a las mismas autoridades nacionales del sector les toca cuestionar, desmentir y rectificar, como ha ocurrido en esta ocasión. ¡En salud pública nunca han resultado mejor las mentiras a las verdades que se les dicen a la población!