Medellín.- Por primera vez en Colombia se calculó cuánto estaría dispuesta a pagar la sociedad nacional para evitar la muerte de una persona por contaminación atmosférica. Se estableció que el monto oscilaría entre 1.05 millones de dólares y 2.06 millones de dólares.
Este y otros datos se conocieron a través del estudio “Cuantificación física y económica del impacto de la contaminación atmosférica en la salud de la población de Medellín”, liderado por la Contraloría General de la ciudad en convenio con la Universidad Nacional sede Medellín.
El cálculo de una vida lo usan los economistas para representar el valor que tiene para la comunidad la posibilidad de reducir o evitar el riesgo de una muerte en un sector específico de la población. Para llegar al resultado se emplearon datos reales de Colombia, se tomaron de Fasecolda (Federación de Aseguradores Colombianos). Con esa información se integraron muchas variables como la salud de las personas, sexo, lugar de trabajo, si es padre de familia o no, vulnerabilidad, tiempo de desplazamiento, entre otros. Luego se hicieron unos algoritmos matemáticos y así se conoció el valor de la vida para Colombia, explicó María Victoria Arias, profesional especializada de la Contraloría.
En la investigación también se conoció que 4.584 personas mueren al año en la ciudad por ERA (Enfermedad Respiratoria Aguda). En el último lustro fallecieron 22.922 afectados. Las cifras se disparan en los meses de marzo y octubre que es cuando se presentan las contingencias atmosféricas.
De las 16 comunas de la capital antioqueña, Estadio, Laureles y Belén (occidente y suroccidente) son las más problemáticas en calidad del aire, “porque la ciudad no fue diseñada para que la recorriéramos peatonalmente, entonces la mayoría de viajes son en vehículos”, explicó la funcionaria.
En el caso del Estadio es un área deportiva amplia y hay unas líneas de transferencia del sistema de transporte masivo, lo cual la convirtió en otra centralidad de la ciudad.
La Candelaria, que es la comuna que comprende el centro de la ‘Capital de la montaña’, aunque es muy contaminada no ocupa los primeros lugares debido a que se está peatonalizando y esto ha ayudado a mermar los niveles de partículas en la atmósfera.
No obstante, allí están las estaciones que miden la calidad del aire ubicadas específicamente en el Museo de Antioquia y San Antonio, donde se indica que los niveles de contaminación son mayores al límite permitido.
En las estaciones localizadas en la institución universitaria Politécnico Jaime Isaza Cadavid (sur), la Facultad Nacional de Minas de la Universidad Nacional (noroccidente) y el Instituto Tecnológico Metropolitano sede Robledo (noroccidente), las mediciones indican que hay menos niveles que en el centro, pero siguen siendo altos. Es decir, esas son las cinco estaciones más contaminadas de esta capital.
En el estudio se utilizó el modelo WRF-Chem con el que se simularon las concentraciones de contaminantes atmosféricos en las distintas zonas de Medellín y del área metropolitana, de modo que se pudiera determinar cuáles son las partes más y menos contaminadas, así como saber cuáles son las fuentes de mayor emisión de partículas perjudiciales.
En ese sentido se encontró que mientras un vehículo a diésel emite 200 microgramos por minuto de partículas de 2.5 (PM 2,5) un automotor que funciona con gasolina sólo emite 15. “Un vehículo diésel está contaminando 134 veces más que un vehículo a gasolina”, aseveró la servidora pública.
Carros en el sur y factorías en el norte
El estudio reveló que la industria aporta el 30 por ciento de la contaminación, mientras que los automotores el 70 por ciento en el área metropolitana. Además, en el sur los vehículos son los que más emiten material particulado y en el norte son las fábricas las que generan más este tipo de elementos, especialmente en los municipios de Bello y Barbosa.
Otro aspecto que inquieta es la forma cómo se moviliza la gente, las líneas de deseo y las de origen-destino. En las primeras se vio que hay habitantes que prefieren ir al sur de Medellín a comprar o a comer algo, y otras se inclinan más por el centro o Laureles para el mismo objetivo. Esos sitios son las mayores centralidades en ese aspecto.
En las líneas origen-destino la prevalencia fueron el centro, el Poblado y la zona del estadio. Quienes más van al centro son habitantes de las comunas Doce de Octubre (noroccidente), Robledo (noroccidente) y Belén (suroccidente), debido a que hay una población económicamente activa más alta y por tanto, es la que más se enferma por ERA. Se estima que esas comunidades están expuestas 10 horas diarias a altos niveles de contaminación.
Contrario a lo que se pensó, los habitantes económicamente activos (25-50 años) son los que más se enferman por ERA, seguidos por los adultos mayores y por último, los niños.
Los adultos con edad superior a 65 años que más se ven afectados, viven en Laureles y el Poblado. Los niños que más se enferman están en las comunas Popular (nororiente), Villa Hermosa (centro oriente), Manrique (nororiente), Robledo y San Javier (occidente), según los registros.
Lo anterior indica que el 80 por ciento de los decesos por enfermedades relacionadas con ERA no corresponde a personas de 25 a 50 años, sino a adultos mayores ya que las afecciones se no presentan de la noche a la mañana. “Son enfermedades acumulativas, degenerativas, lentas que van terminando en una crisis. Como dice la Organización Mundial de la Salud, es a mediano y largo plazo”, aclaró María Victoria Arias.
La investigación también mostró, mediante una encuesta, que el 70 por ciento de las personas está dispuesta a pagar entre 5 y 25.000 pesos en su cuenta de servicios mensualmente para que se ejecute un plan efectivo de descontaminación atmosférico de Medellín.
El estudio se hizo entre 2017 y junio de 2018. Con los datos obtenidos se busca proteger la salud de la población, mejorar las medidas ambientales en la protección de la calidad del aire y optimizar los protocolos para atender las contingencias atmosféricas.
Los resultados serán un insumo para los responsables de crear políticas públicas, especialmente las relacionadas con la salud y el medio ambiente, ya que “permiten evaluar la conveniencia económica y social de la puesta en marcha de las regulaciones y para todos los planes de contingencia, evitar esos riesgos de muerte y accidente en una sociedad determinada”, iteró la funcionaria.
Cabe anotar que el proyecto de investigación se hizo a través del Convenio de Cooperación de Ciencia y Tecnología entre el Centro de Investigación, Estudios y Análisis (CIEA) de la Contraloría y la Universidad Nacional.
Adicionalmente, se recibió el suministro de más de cuatro millones de datos por parte de Cal Aire (datos aire Universidad Nacional, sede Medellín), el Departamento Administrativo de Planeación de Medellín, la Secretaría de Movilidad del Municipio, Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), el SIATA, el DANE, la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín y la Secretaría de Salud de Medellín.