En febrero del 2017 Vilma Rosa Hernández Villadiego entró a laborar como médica en la Clínica Los Almendros del municipio de Soledad (Atlántico).
Todo iba bien en su proceso de contratación hasta cuando llegó el momento de afiliarla al Sistema de Seguridad Social en Salud como empleada dependiente. Para su sorpresa, Vilma Rosa, quien contaba en ese entonces con 23 años, graduada en el 2016 de médica, quien fue beneficiaria de sus padres, ambos docentes vinculados al Magisterio hasta el 30 de enero de 2017, apareció en la Base de Datos Única de Afiliados al Sistema de seguridad Social en Salud (BDUA), afiliada a la EPS Cajacopi, como madre cabeza de hogar en el régimen subsidiado.
Su afiliación a esta EPS aparece activa desde el 15 de septiembre del 2014, año en que Vilma Rosa aún estudiaba y era beneficiaria de sus padres.
Ese día, es decir, de eso hace ya dos años, empezó el peor calvario que esta médica ha podido padecer por cuenta de la negligencia, el desorden y las arbitrariedades de los propios actores del sistema de salud colombiano.
El recorrido empezó en Cajacopi donde se acercó, junto a una asesora de la EPS Sanitas –entidad a la cual pensaba afiliarse como empleada-, con el propósito de aclarar la situación y solicitar la baja, pues además había una falsedad en esa afiliación, pues ni siquiera es madre.
“Me dijeron que tenía que esperar un año para desafiliarme porque no podían retirarme”. Esa fue la respuesta que le dio la Caja de Compensación Cajacopi. Ninguna otra alternativa, y aun cuando demostró con documentos legales y con su historial de atención como beneficiaria de sus padres en distintas clínicas e IPS de la red de prestadores del Magisterio, tanto en Barranquilla, como en Cartagena, la respuesta de la EPS no cambió, se negaron a excluirla de su base de datos para poder pasar al régimen contributivo y a otra EPS.
“Esto me generó muchos inconvenientes porque mi vinculación laboral estaba en problemas. Ya llevo dos años en eso y no me han resuelto nada”, afirma.
Llegado este punto no se entiende porqué Cajacopi le dijo que solo después de un año podía retirarla, cuando aparece afiliada desde el 2014, es decir a Vilma Rosa Hernández Villadiego, la mujer que Cajacopi tiene de usuaria en el régimen subsidiado, como madre cabeza de hogar, se le violó su derecho a cambiar de EPS, porque sencillamente ya cumplía, cinco años de estas ahí vinculada.
Pero las complicaciones apenas empezaban por cuenta de esta violación a sus derechos.
Dado que no ha podido afiliarse a ninguna otra EPS en el régimen contributivo, sus empleadores han tenido que cambiar la modalidad de contratación. Le plantearon que ingresara a medicina prepagada, lo cual tampoco pudo hacer por las mismas razones. Es decir, Vilma Rosa se mantiene sin seguridad social.
Tuvo dos crisis de salud en este tiempo: una por una parálisis facial que se le presentó y otra por una fractura. “Me tocó asumir completamente mis gastos en ambas situaciones, porque encima del problema con la afiliación, en las IPS de Cajacopi no me atendían que porque estoy trabajando y entonces como es que estoy en régimen subsidiado. Realmente esto ha sido traumático y los pagos de terapias y neurólogo corrieron por mi cuenta”.
También tuvo inconvenientes para tramitar sus incapacidades por la misma razón, en resumen, porque aparece en el régimen subsidiado.
“He escrito al Fosyga, a Adres, volví un año después a Cajacopi a que me resolvieran el tema y nada, no me sacan de su base de datos”, afirma.
Y mientras Vilma, la joven médica, intenta superar este inconveniente y entrar de manera legal y segura al mercado laboral, la EPS Cajacopi, sigue recibiendo seguramente sin ningún asomo de vergüenza -ya sabemos que esta EPS está en el ojo de la tormenta por cuenta de la llamada Operación Quirófano-, la UPC del régimen subsidiado que el Estado colombiano le paga por “atender” a la afiliada Vilma Rosa Hernández Villadiego, a la que no le ha proveído ni un acetaminofén, porque sencillamente esa Vilma Rosa, solo existe, en su base de datos.