Medellín.- Generar conocimiento sobre los aspectos críticos de la base nutricional, fabricar suplementos bajos en costos, tener en cuenta el campo con información al labriego y lograr una conciencia alimentaria son los principales retos planeados en el marco del foro ‘Desafíos de la industria alimentaria frente a los problemas de malnutrición’ efectuado este recientemente en la Gobernación de Antioquia.
En ese sentido Lucía Atehortúa, coordinadora de Biotecnología de la Universidad de Antioquia (UdeA) explicó que no hay verdadero conocimiento de lo que es la desnutrición infantil, especialmente de las comunidades con poco nivel socioeconómico y educativo.
Cuestionó la experta si realmente la gran empresa está sacando al mercado alimentos que sí les sirven a las personas totalmente desnutridas.
“El problema no solamente es de salud, el problema es de educación, si no hay cerebro pensante… es que un niño malnutrido no tiene cerebro para pensar, no lo podemos educar. Eso no será un futuro para este país”, reitero la investigadora.
Advirtió que si las grandes empresas no asumen el compromiso social de producir alimentos altamente nutritivos y baratos para la población infantil, para las adolescentes y demás mujeres embarazadas, estaría muy mal. De ahí la necesidad de que haya una mentalidad diferente pensando en la población pobre y en los niños de menos recursos que van a la escuela.
A su turno, Beatriz Estella López Marín, nutricionista de la UdeA apuntó que es imperativo sacar productos con efectos funcionales, pero a menor precio por el bien de la población en general, pues para estar en buenas condiciones no necesariamente tiene que ser un suplemento alimenticio costoso como los que hay en el mercado.
Por su parte, Claudio Jiménez Cartagena, director Científico del Instituto de Ciencia y Tecnología Alimentaria, considera que el reto para tener un mejor futuro en materia alimentaria está en el campo, pues se si tiene la huerta casera para el autoconsumo y se aplican estrategias para que produzca cada día mejor, va a suministrar la comida no sólo para la propia familia, sino que podrá interactuar con otras y comercializarla.
Otro asunto que Jiménez Cartagena ve necesario es ir eliminando la intermediación entre el productor y el consumidor final.
“si creemos en el campo y estamos concienciando a la gente de que la tierra nos puede proveer el alimento, y les enseñamos cómo hacerlo de forma eficiente, podemos asociarnos y generar sistemas de producción que garanticen consumos propios, locales, regionales y para llevarlos a todas partes”, añadió el experto.
Finalmente, Hugo Alexander Díaz Marín, director de Maná dijo que más que mejorar los procesos productivos, aprovechar la tecnología, es necesario tener conciencia alimentaria en la industria.
El servidor público cree que si los empresarios tienen mayor conocimiento del problema en la nutrición, producirán más comestibles con micronutrientes “y dejarán de ponerle tanta basura a la comida”.
También en la medida en que los clientes sean más exigentes, de mirar en las etiquetas las tablas nutricionales porque entienden que no se puede consumir cualquier cosa, las empresas tendrán que sacar mejores productos al mercado.
Carne celular
Shir Friedman, cofundadora de Super Meat explicó en su exposición que esta factoría produce carne en laboratorio, comenzó con pollo y pato, por ser la forma más rápida de hacer el procedimiento, pero luego se incluyeron otros animales como las reses.
Específicamente se toman células madre de animales, se manipulan en un laboratorio y a partir de ahí se produce la denominada carne celular.
De forma poco invasiva se coge una partecita del animal, como si se le fuera a hacer una biopsia; de modo que puede seguir su vida normal, sin tener que involucrarse más en el proceso de desarrollo de la carne.
La producción con este sistema reduce los efectos del cambio climático, pues no requiere tierras para la crianza de los animales, ni se generan gases de efecto invernadero. Es decir, disminuye el impacto ambiental, ya que además, no se consume tanta agua como en la ganadería.
Otra ventaja es que no hay riesgo de pandemias en animales, no se requiere el uso de antibióticos, por lo cual se consume carne con esos medicamentos que se le aplican a los animales para que no se enfermen.
Es la misma carne, de igual calidad y sabor, pero sin matar a ningún animal, reiteró la también investigadora.