En la literatura es frecuente relatar desenlaces alternativos para historias que ya ocurrieron. No han sido pocas las novelas, cuentos o películas que se plantean, por ejemplo, cómo habría sido la historia sin el cristianismo, o si los nativos americanos hubieran descubierto Europa, o si Hitler hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial.
El género es llamado “ucronía” o “historia contrafactual”, y no solo es útil para los literatos. Si se mira con atención, es el género favorito de los críticos de oficio, pues en el fondo todo reclamo del tenor de “se les advirtió” o “si hubieran hecho tal cosa” es una ucronía –una mala ucronía– elaborada desde la cómoda inteligencia retrospectiva, inteligencia que, obviamente, ofrece desenlaces tan descomplicados como ficticios.
El 25 de enero, en este mismo portal, un grupo de críticos responsabilizó al exministro de Salud Alejandro Gaviria y al exsuperintendente Norman Muñoz “por el descalabro de Medimás”. El artículo enumera diversos hechos que aún son objeto de discusión. Principalmente, que Medimás carecía de capital, experiencia, información y un modelo de salud definido.
Sin embargo, como ya es costumbre en la impopular historia de Medimás, se omiten otros hechos que merecerían similar relevancia, como son el contexto en que se tomó la decisión de trasladar a los usuarios de Saludcoop a Cafesalud y la posterior venta de esta última. Y también se omite el hecho de que quienes criticaron la venta no lo hacían desde la barrera, sino que trabajaban activamente para conseguir que su profecía de fracaso se cumpliera. Era como si el fabricante de la señal de tránsito que advierte sobre el peligro de un abismo también dedicara su esfuerzo a empujar a quienes se asomaran al borde.
Claramente, el desarrollo de Medimás está lejos de ser una historia de éxito. A los conflictos internos de la entidad y sus fallas en la atención (que, en todo caso, no la hacían la peor EPS del país) se sumaron ataques permanentes que derivaron en un círculo vicioso: deficiente atención, bombardeo de acciones legales que obligaron a su directiva a mantenerse a la defensiva, desprestigio (merecido pero también amplificado externamente), más fallas en la atención, más acciones legales, más desprestigio…
Pero el análisis de contexto sigue ausente. ¿Cómo habría sido la historia alterna si se hubieran tomado las otras decisiones que en cada momento estuvieron en la baraja?
Cuando esas ucronías se elaboran con más objetividad y menos intereses políticos, dejan en evidencia es que el drama de Medimás es la menos peor de todas las historias posibles.
Basta imaginar qué habría ocurrido si a finales de 2015 los pacientes de Saludcoop no hubieran sido trasladados a Cafesalud sino repartidos entre las otras EPS del país. El titular más probable habría señalado algo del siguiente tenor: “EPS se declaran incapaces de absorber a los afiliados de Saludcoop”. En ese escenario hipotético se habría puesto en vilo el aseguramiento en salud de cinco millones de colombianos, y las EPS habrían declarado que, con la absorción de los afiliados de la liquidada Caprecom y otras empresas liquidadas, habían llegado al límite de su capacidad financiera.
Otra historia contrafactual denunciaría que los 20.000 empleados de las clínicas de Saludcoop (Esimed) serían víctimas de una masacre laboral. Y bajo ese titular, la noticia habría recogido el testimonio de los pacientes afectados.
Una tercera historia alternativa en ese contexto hipotético de repartición de afiliados sería una denuncia por el hecho de que nadie habría respondido por las deudas de Saludcoop. Clínicas y hospitales habrían amenazado con cierres.
¿Y qué habría ocurrido si la historia hubiera avanzado como lo hizo, pero con un cambio el 24 de mayo de 2017, cuando se realizó la subasta en la que Sánitas ofreció 270.000 millones de pesos por Cafesalud y el consorcio Prestasalud (propietario de Medimás) ofreció 1,45 billones?
¿Qué habría ocurrido si el Gobierno excluye a Prestasalud por ser un consorcio polémico, y entrega Cafesalud a Sánitas, el segundo oferente? No es complicado saberlo (los críticos de oficio, como los periodistas, están llenos de clichés): “El Gobierno regaló Cafesalud” o “Gobierno tramposo” serían las denuncias, y los órganos de control estarían anunciando investigaciones exhaustivas y sanciones ejemplares.
Gobernar no consiste tanto en tomar decisiones perfectas, sino las que causen el menor daño posible. La historia de la liquidación de Saludcoop y la venta de Cafesalud es un ejemplo. Pero, definitivamente, es muy fácil ser un gran técnico de fútbol los lunes por la mañana.

Comunicador social periodista
Consultor independiente en asuntos públicos, relaciones con gobierno y comunicaciones
Ex Asesor del Despacho del Ministro de Salud
Ex-Director para la Estrategia de Comunicaciones de la Presidencia de la República de Colombia