Sin lugar a dudas uno de los mayores retos que tendrá el actual gobierno de Gustavo Petro, de salir adelante el proyecto de Reforma al Sistema de Salud, tiene que ver con la superación de prácticas corruptas desde las propias entidades territoriales y contratistas.
Sobre todo porque en el proyecto de reforma se contempla la construcción de cerca de 3.000 Centros de Atención Primaria, los llamados CAP, que además es la columna vertebral del proyecto; esto demandará una estricta vigilancia sobre la asignación y ejecución de los recursos, si se tienen en cuenta los antecedentes en esa materia.
Mucho tendrá que hacer el Gobierno, pues según el Registro Nacional de Obras Inconclusas de la Contraloría General, a la fecha se tiene un inventario de 80 elefantes blancos u obras civiles inconclusas y 36 proyectos críticos de obras de infraestructura física del sector salud.
Hospitales y puestos de salud, donde solo hay un cascarón en obra negra, delatan la negligencia y el despilfarro de recursos, que tanto falta le hacen al sector, y que en esencia, impiden prestar una eficiente y oportuna atención a la salud de los habitantes de las distintas regiones.
Estos proyectos sin terminar comprometen recursos cercanos a un billón de pesos (931.000 millones de pesos), según datos de la Contraloría General.
El total de estas obras, 116, conocidas como elefantes blancos, son de responsabilidad de las entidades territoriales.
Algunos casos
Por solo mencionar algunos ejemplos, figura en el departamento de Santander, la central de urgencias del Hospital Universitario, HUS, que está en un 70% de avance en sus obras, cuyo costo pasó de seis mil a 13.345 millones de pesos.
En Floridablanca la clínica Materno infantil empezó a construirse hace 11 años, tuvo cuatro fases en las que se invirtieron $38.000 millones y aún no está lista a la comunidad por falta de habilitación del servicio.
Los hospitales de Mogotes y San Gil iniciaron obras desde hace cuatro años y el panorama muestra que las sedes se entregarán en obra negra.
En las obras del hospital de San Gil incluso ha habido hasta mediación judicial para que se retomen las obras. En una última intervención del Ministerio de Salud se dijo que finalmente iban a ser entregadas este mes de mayo del 2023, pero tampoco será.
La nueva sede del hospital Santa Ana de Muzo (Boyacá), comenzó a ser construida en el 2019, por un valor de 10.215 millones de pesos y aún no se termina.
En febrero de este año, se informó desde la Secretaría de Salud de ese departamento que “se concertó el reinicio de las obras de la nueva sede de la ESE Hospital Santa Ana; así mismo se conoció el estado actual de las obras, las gestiones adelantadas para la modificación del proyecto y la incorporación de los nuevos recursos adicionados por parte del gobierno departamental por un valor de 1.450 millones de pesos, así como los 200 millones que entrega el municipio de Muzo”, es decir, aún la finalización de las obras es incierto.
Por otra parte, entre la maleza, el barro y los escombros se encuentran las columnas de lo que debió ser la Unidad Intermedia de Salud para el sector del Caraño, en la ciudad de Quibdó.
Las obras que permanecen abandonadas y según los organismos de control generaron un presunto detrimento patrimonial de 406 millones de pesos, del que responsabilizó directamente al alcalde de Quibdó de la época, Isaías Chalá Ibargüen.
De acuerdo con la investigación, la construcción generó una inversión cercana a los 5 mil millones de pesos, sin embargo nunca se puso en funcionamiento el centro de salud.
Se podrían seguir enumerando las obras que se quedaron esperando habitantes de zonas tan necesitadas de infraestructuras en salud, como Chocó, Nariño, Vaupés o La Guajira.
Lo cierto es que del dicho al hecho hay mucho trecho. Y si el Gobierno avanza con el proyecto de reforma y en efecto se aprueba la construcción de los CAP, lo primero que tendrá que hacer antes de contratar las obras, será disponer de un estricto sistema de control y seguimiento a los dineros públicos que se destinen para tal fin. De lo contrario, la reforma prácticamente será un rotundo y lamentable fracaso, pues la Atención Primaria en Salud, es su columna vertebral.
“Amanecerá y veremos”, dijo el ciego.