Justo cuando el debate sobre el retorno de la aspersión aérea con glifosato vuelve a Colombia, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO, por sus siglas en inglés) el mayor órgano a nivel mundial sobre el tema, publicó un comunicado en el que solicitan que la “exposición de las poblaciones al glifosato sea eliminado completamente a nivel global”.
El comunicado comienza explicando que, durante los últimos 15 años, un gran cuerpo de evidencia ha venido demostrando el rol que la exposición a químicos en el ambiente tiene sobre la salud humana.
“Ya sea que los científicos estén revisando el aumento de las tasas de cáncer, los trastornos del desarrollo neurológico, los resultados del embarazo o los defectos congénitos, existe evidencia que respalda el efecto que las exposiciones químicas tienen sobre la salud”, señala la organización.
La entidad de carácter internacional hacen un llamado a adoptar el “principio de precaución”, tras hacer un análisis de la literatura científica al respecto. “Este principio implica que existe una responsabilidad social para proteger al público de la exposición al daño, cuando la investigación científica ha encontrado un riesgo plausible”, agregan; al tiempo que advierten que “Estas protecciones se pueden levantar sólo si surgen más descubrimientos científicos que brinden evidencia sólida de que no se producirá ningún daño”.
En su comunicado la Asociación señala varios y conocidos pronunciamientos de autoridades científicas que han vinculado el glifosato con efectos negativos sobre la salud humana.
El de Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), que en el 2015 clasificó al glifosato en el grupo 2A, como probablemente cancerígeno.
También el de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria del mismo año, que señaló que “era poco probable que el glifosato representara un riesgo cancerígeno para los humanos y propusieron una nueva medida de seguridad que reforzará el control de los residuos de glifosato en los alimentos”.
Pero también mencionan que, ese mismo 2015, ante las dudas e incertidumbres que estaban presentando, la propia FIGO lanzó un grupo de trabajo que se dedica únicamente, a estudiar los impactos que podrían tener productos potencialmente tóxicos sobre las mujeres embarazadas.
“El metaanálisis más reciente publicado en 2019 afirma que existe un vínculo convincente entre el linfoma no Hodgkin y el glifosato”, afirman. Razón por la que la FIGO “invoca un principio de precaución”, alegando que “Cuando una actividad plantea amenazas de daño a la salud humana o al medio ambiente, se deben tomar medidas de precaución”.
Y recomiendan que la exposición al glifosato en las poblaciones termine con una eliminación global completa.